En su libro de 2011, Estética y negatividad, el filósofo alemán Christoph Menke, formula un esquema de análisis para estudiar la estética desde al campo de la crítica y la filosofía dialéctica. Para ello asume una perspectiva que toma como base dos autores, Theodor Adorno y Jacques Derrida, pero propone un concepto distinto, que explique la aparición del fenómeno estético desde la transgresión.
Menke señala que durante siglos se ha presentado una discusión entre los aspectos perceptivos y sensoriales de la belleza y su filosofía pertinente. La estética puede ser vista como una apreciación sobre el gusto y la belleza, tanto como una posición filosófica, mental o identificativa del arte. Menciona ciertas relaciones “tensas” entre filosofía y estética, haciendo referencia a las posiciones de pensadores como Schelgel, Kant, Nietzsche, o Heidegger, y afirma que han de ser entendidas las similitudes y diferencias entre la reflexión estética y la filosófica. Mientras esta última se orienta hacia lo universal, la otra lo hace hacia lo particular. Esta es una forma de dialéctica.
Para Menke esta relación pasa de la controversia a la confrontación. Es donde él destaca una dialéctica de la estética, pero no “positiva”, que pueda resolverse en una reconciliación de ambas formas de reflexión, sino más bien “negativa”, es decir (como lo afirmaba Adorno), sin resolución posible. Es la discusión sobre cuál de esas dos expresiones, el arte o la filosofía, posee más importantes conocimientos, trascendencia y acceso a la verdad; pero Menke la lleva hacia el campo de la comprensión y la representación. En resumen, destaca el hecho de que la reflexión estética (analizar la obra de arte), debe separarse de su significación obvia y adentrarse en otros modos de comprensión, fuera del énfasis puramente filosófico.
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