El matemático, lógico y filósofo alemán, Gottlob Frege (1848-1925) considerado como padre de la lógica matemática y la filosofía analítica, propuso en uno de sus textos, "Sobre el sentido y la referencia" (en 1892), una distinción para comprender una distinción entre lo que él llamaba el sentido de una expresión, y su referencia. Las proposiciones filosóficas de Frege son hoy reconocidas, pero en su momento tuvieron poca repercusión. Fue probablemente Ludwig Wittgenstein quien más aprovechó y discutió sus argumentos. El tema de la semántica, el sentido y la denotación son importantes en sus planteamientos y se reconocen como claves en la lógica del siglo XX.
Según Frege, el sentido y la referencia son dos aspectos distintos del significado. Para él tanto las expresiones de objeto como las de concepto tienen una referencia (un objeto al que se refiere) y un sentido (una forma de hablar de ese objeto). Así, establece una distinción entre la referencia de una expresión, y su sentido. Caracteriza lo que es el sentido de una expresión como el "modo de presentación" del referente. El pone este ejemplo: "la estrella matutina" y "la estrella vespertina" son dos modos de presentación del mismo referente: el planeta Venus. Frege llama nombre o nombre propio a toda expresión cuyo referente es un objeto, sea persona, animal, cosa o pensamiento. No obstante, por "pensamiento" él no entiende algo mental, como es usual, sino una entidad abstracta, ontológicamente independiente y accesible por todos los hablantes competentes (antecedente directo de las proposiciones actuales). Oraciones completas pueden fungir como referencia para significados determinados.
Frege también señala que en ciertos contextos, la referencia de los nombres y las oraciones no es su referencia usual, sino su sentido usual, que viene dado por su uso o por su contexto. Dice: "El sentido de un nombre propio lo comprende todo aquel que conoce el lenguaje o el conjunto de designaciones al que pertenece", siendo "nombre propio" no sólo el de personas sino el de objetos definidos. Un conocimiento completo de la referencia implicaría que, de cada sentido dado, pudiéramos indicar un sentido único. Esto no es ciertamente posible, porque el contexto puede influir en la designación o en el signo de cada denotación.
De esta manera a un signo corresponde un sentido y éste, a su vez, una determinada referencia. Ello teniendo en cuenta que además de la denotación, que es el sentido directo de la referencia, está la connotación, que se valida según el contexto. Al final, Frege propone también una distinción que permite dar una respuesta al problema tradicional de los nombres sin referente. Si el significado de los nombres consistiera sólo en sus referentes, entonces los nombres como "Pegaso" y "Vulcano" no tendrían significado, ya que Pegaso y Vulcano no existen. Sin embargo, todo el mundo parece entender qué se quiere decir con "Pegaso" o "Vulcano", e incluso se pueden decir verdades acerca de ellos, como que "Pegaso no existe" y que "Vulcano fue un planeta hipotético propuesto en 1859". Con la distinción entre sentido y referencia, Frege puede alegar que tales nombres tienen significado porque si bien no tienen un referente, sí tienen un sentido. Esta noción es uno de sus aportes más notables a la lógica moderna.
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