Este fue consecuencia de la manera cómo se estaban llevando las creaciones arquitectónicas, artísticas y utilitarias, en la segunda mitad del siglo XIX, y tiene una fuerte connotación británica. Fue una reacción contra la confusión estética, moral y social de la Revolución Industrial, principalmente en Inglaterra. Los integrantes de este grupo proponen un regreso a la destreza manual y a la elaboración cuidadosa de todos los enseres utilitarios. La producción en masa de ese entonces era de una muy pobre calidad, tanto en el diseño como en el rendimiento, por lo que al final lo que se vendía era detestable, según sus propias palabras.
El guía de este movimiento fue William Morris (1834-1896), quien demandaba una reconsideración de los propósitos que dominaban la producción ornamental, pero fue Ruskin con sus críticas quien inspiró la filosofía de este grupo. Él rechazó la economía mercantil rudimentaria e insistió en la unión del arte con el trabajo para el servicio de la sociedad. Consideraba que la tecnología y la industrialización hicieron que el arte se separara de la gente común. Había que volver a las cosas bellas y útiles, pues sólo algo bello puede ser también útil.
Entre los artistas, arquitectos y diseñadores que se sumaron al movimiento de "Artes y Oficios" estaban, además de Morris, Edward Burne-Jones (1833-1895), Philip Webb (1831-1915), Charles Robert Ashbee (1863-1942), Walter Crane (1845-1915) y Charles Rennie Mackintosh (1868-1928), entre algunos más. Durante la década de 1880 y 1890 estos creadores tuvieron mucho influencia y sentaron las bases de algunas de las tendencias estilísticas que habrán de pesar en el siglo XX. En la próxima publicación, algunas de sus manifestaciones más importantes.
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