Antes acá en el blog he hablado sobre el Metaverso: ese "meta-universo" que implica entornos virtuales donde las personas interactúan e intercambian experiencias digitales mediante uso de avatares, a través de un soporte en un ciberespacio, el cual actúa como una metáfora del mundo real, pero sin tener necesariamente sus limitaciones. El metaverso está compuesto generalmente por múltiples espacios virtuales tridimensionales, compartidos y persistentes, vinculados a un universo virtual percibido.
Ahora bien, en un sentido más amplio, el metaverso puede referirse no solo a los mundos virtuales, sino a las experiencias multidimensionales de uso y aplicación de internet en su conjunto. Puede ser una combinación de Web 2.0 y Web 3.0 con la realidad aumentada, las tecnologías 3D y la realidad virtual. Pero todos estos mundos, por la manera en que se han ido desarrollando, van creciendo orgánicamente pero sin control. Es aquí donde comienzan a surgir los problemas y temores. ¿Quién gobierna en el metaverso? ¿Qué leyes se aplican?
Está visto que en los próximos años ese universo en internet, accesible mediante realidad virtual, cubrirá casi todas las áreas de la vida: entretenimiento, interacción social y vida laboral, lo que traerá una serie de retos más allá de su propia complejidad técnica: aquellos relacionados con las reglas que regulen su funcionamiento. Lo más lógico es que para que sea posible una adopción masiva del metaverso por parte de sus usuarios, exista solo un metaverso estandarizado y no diversos metaversos no conectados entre ellos o con funcionamientos diferentes. Pues lamentablemente, parece que hasta ahora eso no es así.
Muchas empresas de tecnología (algunas muy notables, como Facebook o Google) ya han comenzado a desarrollar sus propios metaversos, lo cual amenaza con generar una multiplicidad de entornos que no sean compatibles entre sí, lo que significaría un descontrol sobre esos espacios virtuales. Si una de esas compañías (sin importar su nacionalidad) se convertirse en el único propietario del metaverso global, podría adueñarse de un universo con gran fuerza económico y poder social. Así, las principales preocupaciones legales en un mundo virtual como el metaverso son las que ya están presentes desde hace años en internet: la identidad digital, la privacidad y la protección de los datos personales.
¿Cómo garantizar que en el metaverso cada persona y entidad privada o pública es quien dice ser? ¿Qué información de tipo personal y sensible circulará por el metaverso y cómo protegerla o limitarla? Aún no existe una legislación específica relativa al metaverso, pero gran parte de las leyes tendrán que tener como punto de partida los preceptos de la legislación con la que ya se cuenta, mientras que otras tendrán que crearse expresamente para atender a marcos específicos de este ciberespacio. Es todo un reto para los próximos años, a fin de evitar que ese mundo colapse o se vea convertido en un caos de rapiña y desorden social y económico. Es un desafío para la comunidad global.
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