El día de ayer, 23 de agosto, falleció en Caracas el arquitecto venezolano José Fructoso Vivas Vivas, nacido en 1928 en La Grita, población del Estado Táchira. Fruto Vivas, como es ampliamente recordado, fue sin duda un importante arquitecto para el país y su obra es muy original y relevante. Como consecuencia de su deceso han aparecido muchas reseñas y referencias a su quehacer en el campo del diseño... y en otros campos. Porque Fruto, además de arquitecto tuvo una actividad política y educativa importante. Pero no voy a hablar aquí de eso, sobre lo que ya se ha escrito bastante, sino de mi relación con su influencia.
Estudié arquitectura en la Universidad Simón Bolívar de Caracas, entre 1976 y 1983, y en esa época ya Fruto Vivas era un connotado arquitecto. Desde la sede del Club Táchira en Caracas a mediados de los años 1950 hasta los "árboles para vivir" en la década de 1970 su obra era bien relevante. Por eso la estudiábamos, cuestionábamos y resaltábamos su originalidad y su notable relación con el clima tropical y sus materiales. Pero también se apreciaba y cuestionaba su ideología, tan de izquierda radical y vehemente en sus conceptos. Es curioso como había posiciones encontradas en ese sentido, cosa que se exacerbó cuando en 1998 apoyó abiertamente al gobierno del presidente Hugo Chávez. Fruto formó parte activa de los planes del gobierno y trabajó según sus conceptos, aportando ideas y propuestas, entre ellas, la que quizás se la más notable, la Flor de Venezuela, el pabellón venezolano en Hannover en la Expo en 2000, que se caracterizó por tener la forma de una orquídea de veinte metros de alto que sobresale del edificio con pétalos de diez metros que se abren o cierran dependiendo del clima.
Yo revisé su obra cuando estudiaba y conozco varios de sus edificios, pero solo lo vi en persona una vez, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, en una de las tantas charlas que dio. Siempre intenso, siempre convencido y siempre didáctico. Tenía sus ideas muy claras, no solo en lo político sino, más importante aún, en lo que debía ser el diseño, la construcción y la arquitectura. Fue sin duda un personaje notable y comprometido, polémico y cuestionado, pero que dejó una obra importante por su originalidad y su relevancia para la modernidad venezolana.
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