La estética es, lógicamente, un tema recurrente en este blog y su significado, sentido y trascendencia, es siempre motivo de alguna publicación o comentario aquí. Además el asunto de lo "estético", por sorprendente que parezca, está siempre en el tapete hoy en día. Lamentablemente muchas veces la idea de estética hoy está ligada a la belleza personal, a las operaciones y a la moda. Los "buscadores" de internet responden a la palabra estética con miles de referencias a cirugías y tratamientos de belleza. Pero en todo caso, acá siempre me refiero al concepto filosófico y en relación con las artes y sus distintas expresiones o manifestaciones.
Uno de los temas que se conectan es el del esteticismo, que ya también alguna vez traté en el blog (ver aquí) y que en líneas generales se refiere a la actitud o tendencia de valoración de las obras literarias y artísticas que antepone la belleza a cualquier otro aspecto. Hay un movimiento esteticista importante en el siglo XIX, que también mencioné en este blog (ver aquí) cuyas consecuencias aún pueden notarse en algunas posiciones intelectuales y profesionales relacionadas con el arte.
Es así que esa corriente del esteticismo se considera como un movimiento filosófico y artístico que surgió en el siglo XIX y que pone el énfasis en la belleza y la sensibilidad estética. Los esteticistas sostienen que la belleza es el único valor universal y que el arte es la única actividad humana que tiene un valor intrínseco. Esa posición se basa en la idea de que la belleza es una experiencia subjetiva que no puede ser definida ni medida objetivamente. Los esteticistas rechazan la idea de que la belleza es un ideal universal que debe ser representado de una manera particular. En cambio, sostienen que la belleza puede expresarse de muchas maneras diferentes y que no hay un único criterio para juzgar lo bello.
El esteticismo se manifestó en el arte a través del movimiento del "arte por el arte", que se centraba en la creación de arte por su propio fin, sin ningún propósito moral o utilitario. Los artistas esteticistas buscaban crear obras de arte que fueran bellas y placenteras por sí mismas, sin importar su significado o su utilidad. El esteticismo también se manifestó en la literatura a través del movimiento del decadentismo, que se caracterizaba por su énfasis en la belleza, el hedonismo y la sensualidad. Los escritores decadentes buscaban crear obras de arte que fueran bellas y evocadoras, y que exploraran las emociones humanas más oscuras y complejas.
Podemos nombrar algunos de los principales exponentes del esteticismo decimonónico: John Keats (1795-1821), poeta inglés; Walter Pater (1839-1894), escritor inglés; Oscar Wilde (1854-1900), escritor irlandés; Édouard Manet (1832-1883), pintor francés; James Whistler (1834-1903), pintor y grabador estadounidense, entre otros. El esteticismo tuvo un impacto significativo en el arte y la literatura del siglo XIX. Sin embargo, el movimiento también fue criticado por su elitismo y su falta de compromiso con la realidad social.
Notablemente y contra toda polémica, en la actualidad el esteticismo sigue siendo una corriente importante en el arte y la literatura. Sin embargo, el movimiento ha evolucionado para incluir una gama más amplia de perspectivas y valores, adaptados a la realidad del siglo XXI, lo que incluye la aparición del digitalismo y el ciberarte como manifestaciones estéticas, susceptibles de ser vistas también desde ese punto estrictamente espiritual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario