En la comunicación y en casi toda expresión de la vida social, los códigos están presentes y guían nuestra interrelación e interlocución. Este es un punto que ya he tratado en este blog, y que siempre es interesante abordar de nuevo. Hay que distinguir entre códigos de significación, que son los que describiré en las próximas publicaciones, y códigos de comportamiento, como lo serían las leyes, las normas o las reglas de todo tipo. Los códigos de significación están ligados al concepto de signo, que es una noción básica en el campo de la comunicación y la sociedad.
Partiendo de un concepto genérico de SIGNO, que es toda aquella "cosa" que está en lugar de otra, y conviene algo para alguien, quien es capaz de interpretarla y comprenderla, por la vía del sentido o de la asimilación, se establece que el CÓDIGO es un sistema de organización de signos, que surge de reglas, prácticas, convenciones o formas de uso, y que es aceptado por grupos sociales o miembros de comunidades, que comparten esos acuerdos para su interlocución o interrelación.
El código es aquel mecanismo de elaboración sistemática, que regula los signos (y sus derivados, como señales, índices, íconos o símbolos) y permite formar mensajes para que sean comprendidos por aquellos que conocen las convenciones que le formulan. La idea de código es fundamental en el campo de la semiótica, que es la disciplina que estudia los signos y sus facetas. Las formas de crear y establecer códigos son variadas, y dependen del campo del conocimiento y de la comunicación al que se refieran o apliquen. En este caso se trata de un sistema de significaciones, entendiendo la significación como el valor del signo en su uso. En general, los códigos tienen, en este campo, una serie de rasgos comunes, así como diversos tipos de generación, que son los que explicaré en los siguientes posts.
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