El director de la TATE Gallery de Londres por casi 30 años, Nicholas Serota, es una persona muy reconocida en el mundo del arte contemporáneo. Señala, con su experiencia, que los nuevos museos se tienen que diferenciar de los tradicionales, para adaptarse a las nuevas formas de arte que se presentan hoy día. “El concepto de museo se encuentra en constante evolución, impulsada por una combinación de visión curatorial, innovación artística y demandas de los nuevos públicos”, afirma.
Los museos deben ser más populares, piensa, porque no pueden permitirse el lujo de ser exclusivamente un lugar de retiro de la sociedad. “Es fácil ser cínico sobre el impacto de la cafetería, el restaurante o la tienda como espacios de la cultura en los museos, pero este tipo de instalaciones han hecho museos menos desalentadores, más acogedores y más abiertos a los visitantes en general. Sin embargo, esta democratización del espacio museístico debería ir más allá de las oportunidades de adquirir o consumir”, añade.
Un gran reto para los museos que vienen es entender que los espacios se han de adaptar a las necesidades de los artistas y no al revés. El objetivo es ampliar la participación más activa con el público. El ex director de la TATE señala que todo cambió cuando se invitó a los espectadores a dejar de ser tales, cuando desde el museo se quiso intercambiar puntos de vista y participar de las plataformas digitales. Aquí ya hay un gran cambio.
El gran desafío es reconocer que el museo no es simplemente un lugar para la observación, la instrucción y la experiencia, sino que también lo es para el desarrollo personal y el aprendizaje a través de la participación. "Buscamos reflexionar sobre nuestra identidad, en nuestras relaciones con los demás y con el mundo. Por eso el museo es más como un laboratorio o una universidad", concluye. El reto está allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario