El llamado Art Deco, surgido en la segunda década del siglo pasado, tuvo cierta repercusión en su momento por rescatar y renovar algunos aspectos clásicos de los criterios decorativos tradicionales, pero con un aire moderno. Geometrización, racionalismo y dinamismo son elementos claves en su estética.
Este movimiento es, de cierta forma, una amalgama de muchas tendencias y condiciones diversas propias de principios del siglo XX y, a diferencia del Art Nouveau, toma como referencia las vanguardias que le preceden: constructivismo, cubismo, futurismo, modernismo y racionalismo Bauhaus. Si inspira también en expresiones historicistas, de Egipto y Asiria, asumiendo ciertas líneas duras, afines a la monumentalidad clásica, con elementos decorativos limpios, de fuerte presencia en sus composiciones.
También reflejó la evolución de las máquinas: utilizó las innovaciones de la época para sus formas, tales como líneas aerodinámicas, producto de la aviación moderna, la iluminación eléctrica, la radio, el revestimiento marino y las estructuras metálicas. Eso le permitió la construcción de rascacielos con una estética muy identificable. Estas influencias del diseño se expresaron en formas fraccionadas, cristalinas, con presencia de bloques cubistas o rectángulos y el uso de la simetría.
Si bien al Art Deco se dejó ver en casi todas las ramas del diseño, fue en la arquitectura donde se hizo más notable. Una cosa curiosa es que, como reflejo de la incipiente globalización, fue un estilo que se internacionalizó, por lo que hay obras Art Deco en muchas ciudades del mundo. Si bien hoy ya no es actual, sigue siendo inspiración para algunas manifestaciones digitales de las llamadas "retro", y su valor está reconsiderado. En la siguiente publicación mostraré varios ejemplos interesantes.
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