El llamado Art Deco (que se puede pronunciar "déco" o "decó", indistintamente), no se conoció con ese nombre hasta los años 1960. Este movimiento estilístico surge a principios de la década de 1920, en Francia, cuando un grupo de artistas y arquitectos formaron un colectivo formal dedicado a las artes decorativas de vanguardia. En 1925 organizaron la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes (Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas) en París, y se llamaron a sí mismos "Los Modernos", sin alusión a la decoración.
Es un estilo que ha sido visto desde muchas ópticas: como propuesta innovadora, como hijo menor del modernismo, como exageración de la decoración, como exponente del capitalismo y hasta como expresión del socialismo. También ha sido subestimado como movimiento cultural porque se consideró como mera exaltación de la decoración (su mote lo implica, "Art Deco"). Pero en realidad fue resultado de la suma de factores que en su memento histórico (entre 1920 y 1940) tenían peso. Era menos radical que los extremos modernistas y más innovador que los conservadores tradicionalistas.
El Movimiento Moderno consideraba superflua toda decoración ("menos es más"), en tanto el Art Nouveau gustaba de formas rebuscadas y orgánicas. El Art Deco combinó ambas posiciones. Ciertamente había que "modernizar" el diseño, pero sin eliminar todas las adiciones decorativas que pudieran enriquecer visualmente al producto final. En consecuencia es un estilo muy definido, con características estéticas particulares, que vale la pena destacar. En las próximas publicaciones mostraré, justamente, esas características, así como diversas obras de este estilo y su estética.
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