En el Manifiesto Dadá de 1918, el artista y poeta rumano Tristan Tzara (seudónimo de Samuel Rosenstock, 1896-1963), afirmó:
"El amor por lo nuevo es una cruz simpática que revela un "amiquemeimportismo", signo sin causa, frágil y positivo. Pero también esta necesidad ha envejecido, Es necesario animar el arte con la suprema simplicidad: novedad. Se es humano y auténtico por diversión, se es impulsivo y vibrante para crucificar el aburrimiento (...). Todo hombre debe gritar. Hay una tarea destructiva, negativa por hacer. Barrer, asear".
El dadaísmo fue un movimiento cultural y artístico, surgido en Europa hacia 1916, que se caracterizó por rebelarse en contra de las convenciones literarias, y especialmente artísticas, y que pretendía burlarse del artista burgués y de su arte. Tal vez esa afirmación citada, que tiene ya cien años, sigue impactando por su vigencia y rebeldía.
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