Esta tendencia tiene varios objetivos y efectos. Uno es explorar la relación entre arte y ciencia; el bioarte plantea preguntas sobre la vida, la tecnología, la ética y nuestro lugar en el mundo. Otro es cuestionar los límites: ¿Qué es natural y qué es artificial? ¿Dónde termina el arte y empieza la ciencia? Cuestiones relevantes en estos momentos. También busca provocar reacciones, porque sin duda el bioarte puede ser polémico, desafiante o incluso bello, pero no deja indiferente a nadie.
Hay algunos ejemplos interesantes, como SymbioticA, un laboratorio de arte interdisciplinario que colabora con científicos para crear bioarte con organismos vivos, o The Tissue Culture & Art Project, un grupo que cultiva tejidos humanos en laboratorio para crear instalaciones artísticas sobre la identidad y la vida corporal.
Detrás de esta expresión artística hay también una polémica ética: ¿se puede usar materia viva para crear "arte"? ¿Son esas manifestaciones verdaderas formas de arte? El manejo de células, tejidos y formas de vida en la creación de obras estéticas tiene su lado admirable y su lado cuestionable. Es una manifestación que según desde el punto de vista que se adopte es notable o criticable.
En todo caso, el bioarte es un campo experimental y en constante evolución. Invita al artista a ser curioso y explorar las sorprendentes formas en que la biología y el arte se pueden fusionar para producir obras únicas y placenteras.
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