Internet, la Web, y en especial las redes sociales han generado un cambio en las personalidades del público contemporáneo: la necesidad de estar enterado. Ese interés permanente por la novedad, las noticias y el saber qué pasa ha llegado a convertirse en una obsesión: el FOMO. Del inglés Fear Of Missing Out, "temor a dejar pasar" o "temor a perderse algo", el FOMO se considera como una patología psicológica descrita como una aprensión generalizada de que otros podrían estar teniendo experiencias gratificantes de las cuales uno está ausente. Este tipo de ansiedad social se caracteriza por un deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo.
También este fenómeno puede ser visto como un miedo al arrepentimiento, que puede llevar a una preocupación compulsiva de que uno pueda perderse una oportunidad de interacción social, una experiencia novedosa, una inversión rentable u otros eventos satisfactorios. En todo caso, de una forma leve, le sucede a todos aquellos que están conectados a las redes sociales, pero en los casos en que la necesidad de participar y estar enterados se vuelve obsesiva, se pasa a una forma de enfermedad.
Lo que se propone entonces es el paso del FOMO a JOMO, esto es Joy of Missing Out, la "alegría de perdérselo" una versión más saludable de vivir que nos invita a tener una vida más intencional, comprometernos solo con aquello importante y mejorar nuestro bienestar. Es la idea de que perderse algo o "quedarse afuera" también puede ser algo positivo. Lo único que se necesita es resistirse al miedo, relajarse y disfrutar el hecho de no estar siempre pendiente de qué está sucediendo. No es fácil con la presión que vivimos hoy en día de estar al tanto de todo, pero se hace necesario adoptar una postura inteligente y de relajación. Nunca podremos saberlo, conocerlo y enterarnos de todo, así que lo mejor es tranquilizarse y disfrutar de lo que se puede sin tener la necesidad de estar al día siempre. ¡Arriba el JOMO; abajo el FOMO!
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