Ya en otras entradas me he referido al pensamiento del filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) sobre la estética. Pero siempre hay más cosas que comentar sobre sus ideas al respecto. Por supuesto, desarrollar algunos de los extensos y profundos postulados de Kant en un espacio tan pequeño como el de este blog, no es posible. Pero sí quiero mostrar apenas algunas palabras de este filósofo, para asomar en algo sus conceptos sobre el tema de la estética. Como ya escribí en algunos posts anteriores, identificados con la etiqueta de Kant, el asunto de lo estético es tratado por él en tres importantes obras: la Crítica de la razón pura (1781), la Crítica de la razón práctica (1878) y la Crítica del juicio (o Crítica de la facultad de juzgar, 1790); en esta última es donde más profundamente aborda el tema de la estética, aunque el concepto de "estética trascendental" está definido ya en la primera de sus "críticas".
Lo interesante es que aquello que Kant define como estética, difiere un poco de lo que había establecido como "estético" el filósofo alemán, Alexander Gottlieb Baumgarten (1714-1762), en 1750, que se centraba en la percepción sensible de lo bello. Kant se enfoca, en cambio, en la percepción sensible de la experiencia. Para él, la capacidad de recibir representaciones es la "sensibilidad", que es una receptividad, pues los objetos vienen dados por su percepción. En tanto que la capacidad que tenemos de pensar los objetos dados por la sensibilidad se llama entendimiento. Finalmente, un "objeto sensible" está conformado por intuiciones, sensaciones y representaciones. De esto se deriva que el estudio y la ciencia de la sensibilidad puede verse como una estética trascendental, que forma parte de la Doctrina Trascendental de los Elementos en la Crítica de la razón pura. Así, la estética trascendental es la capacidad que tenemos de conocer, mediante el entendimiento, que a pesar de la naturaleza receptiva de la sensibilidad, existen en ella unas condiciones previas que nos permiten conocer los objetos dados, por el sentido externo (intuición). Estas condiciones son el espacio y el tiempo.
Por lo tanto, las intuiciones son parte de la construcción estética. Para poder entender los objetos como exteriores los unos a los otros, como situados en lugares diversos, es necesario que tengamos antes la representación del espacio, que servirá de base a las intuiciones. Pero a su vez, la representación del espacio no es un producto de la experiencia, sino que es una condición de posibilidad necesaria que sirve de base a todas las intuiciones externas. Dice Kant: "La capacidad de recibir representaciones, al ser afectadas por los objetos, se llama sensibilidad. La ciencia de todos los principios de la sensibilidad a priori la llamo estética trascendental". Esas representaciones provienen de nuestra capacidad receptiva; y más adelante afirma: "Todas nuestras intuiciones no son más que una representación fenoménica. Permanece para nosotros absolutamente desconocido qué sean los objetos en sí, independientemente de toda esa receptividad de nuestra sensibilidad". Esta es la relación entre fenómeno y sensación. Pero su desarrollo no queda aquí. Más adelante, sigue ampliando y especificando los alcances de su estética trascendental, tema recurrente en sus "críticas", cosa que veremos en las siguientes publicaciones de este blog.
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