En su libro de 1785, Fundamentación de la metafísica de las costumbres (en alemán: Grundlegung zur Metaphysik der Sitten), también conocido como los Fundamentos de la metafísica de la moral, el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804), explica los conceptos centrales y los principios de una teoría moral y afirma que estas ideas son normativas para agentes racionales, es decir, los seres humanos. Es, de alguna forma, una posición hacia la moral y entre los temas que aborda está el de la bondad, de la que afirma:
"Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar en nada que pueda considerarse bueno sin restricción, a no ser tan solo una buena voluntad".
Y más adelante continúa:
"La buena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice, no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto; es buena sólo por el querer, es decir, buena en sí misma".
La bondad y la buena voluntad son criterios, entonces, para juzgar los actos humanos. Pero en el fondo, en el mundo no hay nada que sea realmente bueno salvo la buena voluntad.
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