Siendo así, hay que actualizar los conceptos y reconsiderar las formas televisivas, desde los formatos hasta los géneros. El asunto del formato es muy amplio, porque se trata no solo del formato físico, es decir, la pantalla y sus variantes, sino del formato de su programación, esto es qué tipos de programa se hacen y se ven. Respecto del soporte material, tenemos pantallas de todo tipo. Es increíble como se venden miles y miles de aparatos de televisión a diario en el mundo, sin contar con los monitores de computadores y los teléfonos inteligentes. Todo es TV, desde la tradicional hasta YouTube.
Respecto del formato televisivo y de contenido, tenemos desde los programas clásicos de la televisión típica (seguimos viendo programas y películas de décadas pasadas) hasta las nuevas formas de videopodcasts. De hecho, hasta existen Vlogs, blogs dedicados y basados en los videos. Las nuevas empresas tipo Netflix han también cambiado el modelo de ver series, películas y programas, sin eliminar el formato de las televisoras convencionales con décadas de funcionamiento. Todo este "coctel" es lo que podemos llamar hipertelevisión. Así como hay hipermodernismo, hiperrealismo, hipertetxtos y hasta hipermercados, existe esta nueva convergencia de formatos y modelos televisivos, que desdicen aquellos pronósticos finiseculares que hablaban del fin de este medio. Afirma Gordillo: "Hay que tener en cuenta que la televisión está considerada como el medio de comunicación que mayores cambios evolutivos ofrece desde el punto de vista discursivo, afectando a todos los niveles tanto en cuestiones externas -técnicas y tecnológicas-, comunicativas -modos de producción y consumo- sin olvidar las internas: aspectos de sintaxis narrativa, de géneros, formatos y contenidos". Esta realidad nos lleva también a considerar, de nuevo la idea de "género televisivo", cosa que veremos en la siguiente publicación.
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