El famoso semiólogo suizo, Ferdinand de Saussure (1857-1913), al estudiar las lenguas (en particular las indoeuropeas), llegó a la conclusión de que el desarrollo de un lenguaje hablado y articulado requiere de un material y unas reglas precisas que le permitan su operación. Pero además intuyó que esto era aplicable a todo tipo de lenguaje, dado que todos tienen estructuras de composición que pueden estudiarse de forma semejante.
"Si se quiere descubrir la verdadera naturaleza de la lengua, hay que empezar por considerarla en lo que tiene de común con todos los otros sistemas del mismo orden. Con eso no solamente se esclarecerá el problema lingüístico, sino que, al considerar los ritos, las costumbres, etcétera, como signos, estos hechos aparecerán a otra luz, y se sentirá la necesidad de agruparlos en la semiología y de explicarlos por las leyes de esta ciencia".
Es así como él mismo reconoce que la sustancia de las materias no verbales, como pueden ser las imágenes, también pueden estudiarse en sus formas de significación, tal como lo anuncia la noción de semiología en su definición. Estas ideas las llevarán los semióticos al campo de la teoría de la imagen, definiéndola entonces como un sistema estructurado de signos, complejo y lleno de sentidos e interpretaciones, tal como la entendemos hoy.
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