Para cerrar esta serie de entradas relacionadas con el artículo publicado en 2006, La estética semiótica de C.S. Peirce, por la profesora y semióloga brasileña, Lucía Santaella, voy a resumir las conclusiones a las que llega, tratando de discernir sobre una posible teoría estética semiótica inherente en las ideas del filósofo estadounidense Charles Sanders Peirce (1839-1914). Ella hace primero un resumen de las distintas posiciones que aportan diferentes analistas sobre el tema de una semiótica peirceana, para luego ella proponer algunos puntos interesantes sobre esta idea de una estética semiótica en Peirce.
De las diferentes conclusiones a las que ella arriba, hay una muy buena de destacar, que es la que tiene que ver con el concepto de ícono y su valor como referente estético en una semiótica triádica positivista. Dice:
"De hecho, siendo algo que se presenta en el dominio de la primeridad, que es lo que tiene frescor, originalidad, siendo espontáneo y libre, en fin, algo de naturaleza monádica, el ícono parece cumplir muchas de las condiciones del signo estético. No obstante, ese cumplimiento se vuelve mucho más sutil y eficaz, cuando la noción de ícono no es aislada ni de la lógica triádica en la cual él se define, por un lado, ni del resto de las clasificaciones sígnicas por otro. Lamentablemente, esos aspectos fueron descuidados por la mayoría de los comentadores mencionados".
Es por esto que Lucía Santaella no se basa solo en todas los análisis hechos sobre este asunto, sino que ahonda en otros aspectos tal vez obviados. No hay que olvidar que cuando se habla de ícono hay que considerar la relación del signo con el objeto. Para estar en una relación icónica con su objeto se presupone la naturaleza que posee el signo en sí mismo, como cualisigno, lo cual va a ser la base de su factor estético.
El cualisigno incluye las cualidades del signo, es decir que muestra sus características: color, forma, volumen, textura, luz, brillo, dimensión, proporción, peso densidad, movimiento, ritmo, sonido e incluso olor. Cuando una mente perceptora recibe un signo, que presenta y representa las cualidades de un objeto, se produce una interpretación que surge del efecto que originan sus cualidades. Estas generan reacciones ligadas a la sensorialidad y al sentimiento, que llevan a la apreciación estética, entendida esta como apreciación de lo sensible.
Admite, sin embargo Santaella, que esta relación ícono-signo-semiótica-sensorialidad es apenas una parte de todo lo que puede construirse alrededor de la semiótica peirceana para definir una estética semiótica, porque hay que incluir los contextos, los conocimientos y los significados. Pero en síntesis, la semiótica peirceana "no es otra cosa que una teoría sígnica del conocimiento, original o suficiente para incorporar promiscuamente al conocimiento todos los elementos del sentir, de la percepción, afección, emoción, acción, sorpresa duda y transformación". Como se puede ver, es un abordaje muy atractivo para un tema complejo y siempre interesante.
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