Décadas de novelas y películas de ciencia ficción han asociado la imagen de los robots antropomorfos o androides con la inteligencia artificial. Robots humanoides muy inteligentes, que si bien están pensados y diseñados para ayudar al ser humano (y controlado por éste, ahí están las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov), pueden terminar siendo un peligro para la raza humana y hasta controlarla y subyugarla (Terminator, Matrix, I Robot y demás películas distópicas por el estilo). Toda una trágica mitología futurista.
Pues bueno, si bien es cierto que hay en muchos casos una relación entre la aplicación de la inteligencia artificial (IA) y la robótica, esa conjunción no sucede siempre. Para ello es importante entender la diferencia específica entre ambas herramientas tecnológicas. Básicamente un robot es una máquina o ingenio electrónico programable que es capaz de manipular objetos y realizar diversas operaciones. Algunos tienen figura humana, pero la mayoría son artilugios con formas determinadas por la función que realizarán. Así un robot es una máquina programable capaz de realizar una serie de acciones o actividades complejas a la par de (o más bien con) un ser humano.
Por su parte, la inteligencia artificial (IA) es una disciplina y un conjunto de capacidades cognoscitivas e intelectuales expresadas por sistemas informáticos o combinaciones de algoritmos cuyo propósito es la creación de herramientas físicas o digitales que imiten la inteligencia humana para realizar tareas, y que pueden mejorar conforme recopilen información. La IA se refiere más bien al campo de la ciencia de computación dedicado a la resolución de problemas cognitivos asociados comúnmente a la inteligencia humana, como el aprendizaje, la creación y el reconocimiento de imágenes.
Entonces la relación entre los robots y la inteligencia artificial es de complementariedad, pero a la vez de independencia. La robótica se encarga del diseño, construcción y operación de robots, mientras que la IA se encarga de dotar a los robots de la capacidad de tomar decisiones y actuar de forma autónoma. Pero hay robots programados (máquinas en fábricas, por ejemplo) que no usan IA, mientras que hay programas de IA (como Chat GPT) que no dependen de robots ni se asocian a ellos.
En otras palabras, la robótica proporciona el hardware y la inteligencia artificial proporciona el software. Sin la inteligencia artificial, los robots serían máquinas simples que solo pueden realizar tareas de forma repetitiva y preprogramada. Con la inteligencia artificial, los robots pueden aprender, adaptarse y tomar decisiones, lo que les permite realizar tareas más complejas y desafiantes.
Esta relación, que no es siempre necesaria (hoy hay muchos programas de IA que no se asocian a robots), trae un temor nuevo: que los androides puedan equipararse al ser humano y en algún momento dominarlo y sustituirlo. Este miedo implica unas discusiones que van más allá de lo tecnológico: hay asuntos filosóficos, sociológicos y culturales que complejizan las posiciones ideológicas de los expertos. En todo caso, es importante saber que la IA y la robótica, a pesar de su complementariedad, son disciplinas independientes y que no necesariamente terminarán conjuntadas para someternos.
Sin embargo, a medida que la inteligencia artificial continúa desarrollándose, se espera que la relación entre robots e inteligencia artificial se haga aún más estrecha. Los robots se volverán cada vez más inteligentes y autónomos, lo que les permitirá realizar tareas que actualmente son realizadas por los humanos, lo cual no implica el fatídico final que algunas series de ciencia ficción nos han mostrado: el ser humado dominado y esclavizado por la máquina. Claro, nunca se sabe...
buena aclaratoria de la temática
ResponderEliminar¡Gracias!
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