Para cerrar estas publicaciones sobre el tema de la ética y la cibernética, no puedo dejar de nombrar el libro del filósofo venezolano de origen español, Juan Nuño (1927-1995), Ética y cibernética, de 1994, en el que aborda, a través de varios artículos y capítulos, temas ligados justamente a la filosofía, a la ética y, naturalmente, a la cibernética. Ya una vez hace unos años hice una entrada con una cita de ese libro (ver https://ciberestetica.blogspot.com/2014/01/etica-y-realidad.html), y aquí voy a resumir un poco su contenido.
En el libro Nuño explora las implicaciones éticas del desarrollo de la cibernética. Sostiene que la cibernética plantea nuevos desafíos éticos, ya que nos permite controlar y manipular el mundo de una manera nunca antes posible. Afirma que la cibernética ha tenido un impacto profundo en la sociedad, ya que ha transformado la manera en que nos comunicamos, trabajamos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea. No olvidemos que él escribió esto hace treinta años, por lo que su percepción es muy visionaria.
Aborda el problema, en la posmodernidad, de cómo la filosofía ha fracasado como guía social destinada a la transformación del mundo, examina cuál sería la manera de hacer filosofía en el contexto de la producción individual y la divulgación académica. También se ocupa de la creciente industrialización y de cómo van ganando terreno las máquinas por encima del ser humano, con la popularización de la informática y la cibernética.
Analiza entonces los principales desafíos éticos que plantea la cibernética, como la privacidad (la cibernética nos permite recopilar y almacenar una gran cantidad de datos personales, lo que plantea problemas de responsabilidad), la seguridad (se presentan nuevos riesgos, como los ataques informáticos), o la desigualdad, puesto que este desarrollo puede contribuir a la desigualdad social, ya que no todos tienen acceso a las mismas tecnologías.
Nuño propone así una serie de principios éticos para el desarrollo de la cibernética, como el respeto a la autonomía de las personas, el compromiso (los desarrolladores de cibernética deben ser responsables de las consecuencias de sus creaciones) y la solidaridad. Nuño cree que la cibernética debe utilizarse para promover la solidaridad social. No hay que perder de vista que en su momento la crítica a la modernidad, la posmodernidad y la deconstrucción traían nuevos desafíos, que hoy se nos hacen patentes y que él señala con acierto. Es interesante porque examina estos hechos a través de diversas obras de la filosofía, la literatura y el cine como expresiones de su realidad.
En resumen, el filósofo apunta a los nuevos desafíos éticos que enfrenta la cibernética, ya que esta podría permitir el control y la manipulación del mundo de una manera nunca antes posible. Claro, él toca otros temas políticos, pero en esencia puede afirmarse que los principales desafíos éticos de la cibernética incluyen la privacidad, la seguridad y la desigualdad. Una ética de la cibernética debe basarse en los principios del respeto a la autonomía, la responsabilidad y la solidaridad.
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