Si hay algo que hoy en día nos rodea sin darnos cuenta, son los algoritmos. Un algoritmo, en principio, es un conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema. Es decir, un grupo de instrucciones secuenciales o reglas definidas y no ambiguas, ordenadas y finitas, que permite resolver un problema, realizar un cómputo, procesar datos y llevar a cabo otras tareas o actividades.
Es curioso, pero en general no existe ningún consenso definitivo en cuanto a la definición formal de algoritmo. Algunos autores los señalan como listas de instrucciones para resolver un cálculo o un problema abstracto, en tanto otros afirman que una secuencia algorítmica no necesariamente lleva a la solución definitiva de un problema, sino que es una etapa de un proceso mayor. Pero se puede decir, en resumen, que los algoritmos son conjuntos de instrucciones o reglas definidas y claras, ordenadas y finitas que permiten, típicamente, solucionar problemas, hacer cómputos, procesar datos y cumplir tareas o actividades. En otras palabras, un algoritmo es un procedimiento paso a paso para conseguir un fin.
Los algoritmos se utilizan en una gran variedad de campos, desde la informática y las matemáticas hasta la ciencia, la ingeniería y la vida cotidiana. Algunos ejemplos de algoritmos son las instrucciones para preparar una receta de cocina, las reglas del juego de ajedrez, las fórmulas matemáticas o la secuencia de búsqueda binaria para encontrar un elemento en una lista ordenada. Otro ejemplo típico son los llamados diagramas de flujo. Son guías para enfrentar situaciones y resolverlas. Algunas inclusive no tienen un fin cerrado definitivo.
- Algoritmos de búsqueda: se utilizan para encontrar un elemento en una colección de datos.
- Algoritmos de ordenamiento: se utilizan para ordenar una colección de datos.
- Algoritmos de cálculo: se utilizan para realizar cálculos matemáticos.
- Algoritmos de procesamiento de datos: se utilizan para procesar datos.
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