domingo, 13 de diciembre de 2020

El Principito en 3D y Stop Motion

La técnica de filmación "cuadro por cuadro", en inglés Stop Motion, consiste en recrear animaciones con cuerpos fijos e inánimes, mediante el uso de imágenes fijas sucesivas, fotografiadas en secuencia, de manera que aparenten movimiento. A las estas películas se la denomina "animaciones fotograma a fotograma", y que no entran ni en la categoría del dibujo animado ni en la de la animación por ordenador; esto es, que no fueron dibujadas o pintadas ni a mano ni por computadora, sino que fueron creadas tomando imágenes de la realidad.

Aquí tenemos una película muy interesante, que combina la técnica de animación Stop Motion con la CGI (Computer Animated Imagery). Es "El Principito", basada en el cuento Le Petit Prince, de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944). En esta versión, la historia original del narrador francés es introducida a modo de relato paralelo: una niña se muda con su madre a un nuevo hogar. Aunque la pequeña es madura para su edad, el programa de estudio que su madre ha preparado para sus vacaciones es demasiado estricto. Cuando la jovencita conoce al excéntrico y genial vecino, un piloto retirado, descubre un nuevo mundo oculto para la mayoría, mágico y colorido: el universo del Principito. La niña inicia entonces un viaje de vuelta a las bondades de la infancia que no ha vivido. 

Dirigida por el estadounidense Mark Osborne, esta producción de 2016 de los estudios franceses Orange Studios y Pathé, tiene la característica de que se desarrolla con Animación 3D cuando la trama se desenvuelve en el momento presente y en el mundo de la niña protagonista; aquí, el diseño de los personajes, tierno y caricaturizado, nos ofrece un pulido modelado 3D, así como una excelente iluminación, gracias al trabajo CGI. Pero cuando el viejo vecino le da a conocer la historia de El Principito, la técnica cambia al modelado cuadro por cuadro. Estos segmentos de realidad y cuento se alternan (las partes de Stop Motion están producidas bajo la dirección de Jamie Caliri), y de esta manera ambos mundos, el real y el evocado, quedan bien diferenciados. La animación de los personajes, que son hechos aquí de papel rígido coloreado, recuerdan la fragilidad y la técnica tradicional de las ilustraciones que realizó Saint-Exupéry para su obra.

Este filme se ha calificado como la película de Animación más cara de la historia de Francia. Fue galardonada con el Premio César a la Mejor Película de Animación. Se trata de una original reinterpretación de un relato que la mayoría conoce, y que nos ha conmovido en algún momento de nuestras vidas. Mark Osborne intentó ser fiel a las emociones que provoca la lectura del libro original, sin repetirlo. Una evocación de los sentimientos que despierta el personaje en nuestro corazón y que, como bien él dice, permanecen invisibles a nuestros ojos.






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