El filósofo francés Jean-Jacques Wunenburger, nacido en 1946, propone en su libro Antropología del imaginario (2008), un concepto interesante para referirse a la influencia que los ritos y lo sagrado tienen sobre nuestras culturas: la "anamnesia". No debe confundirse esta palabra con "anamnesis", que es el proceso de traer al presente los recuerdos del pasado, recuperar la información registrada en épocas pretéritas, con fines analíticos. Sin embargo, hay una cierta relación, porque en ambos casos se refiere a la recuperación de reminiscencias.
La anamnesia es, entonces, al fenómeno que se produce cuando hay cambios en las referencias simbólicas tradicionales, que modifican mitos o costumbres de una cultura, afectando la identidad histórica del individuo. Todo cambio que elimine los hitos que evocan el mundo pasado, es visto por las personas como una trágica intrusión simbólica, que lo aleja de la felicidad pasada. Es una forma de alienación, que separa al individuo de su pasado glorioso, al que quisiera volver.
Wunenburger explica que el origen que buscamos, es decir, donde ubicamos nostálgicamente nuestro ser ancestral, es un punto originario que se corresponde con aquellos territorios que hacen alusión a nuestra infancia cultural perdida. Esto sucede cuando hay una imposición cultural traumática (las conquistas, por ejemplo), cuando hay una transculturización sistemática (a través de dominación ideológica) o cuando hay un paulatino deslave del trasfondo atávico tradicional. Desde tiempos muy antiguos se ha dado ese proceso, y hoy se sigue presentando, con el auge de los medios de comunicación y la globalización, que hace que se vayan solapando culturas y tradiciones, que terminan, de alguna forma afectándonos imperceptiblemente, alejándonos de nuestros orígenes y símbolos colectivos.
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