Aunque hoy se habla muy fluidamente de “redes sociales” (como antes de medios de comunicación de masas), y pareciera que no hay que definirlas mucho, siempre es bueno tener claro un concepto que tiene tanta importancia hoy en día. Es curioso, pero este no es un concepto surgido en el siglo XXI. La idea original es más antigua; ya en la sociología, por ejemplo, el concepto de red social se utilizaba para analizar interacciones entre individuos, grupos, organizaciones o hasta sociedades enteras desde el final del siglo XIX. En principio, una red social es una estructura formada por personas u organizaciones que se conectan a partir de intereses o valores comunes.
Con la aparición de internet en las últimas décadas, esas relaciones han pasado al mundo virtual. Así, las redes sociales son sitios y aplicaciones que operan en niveles diversos, como el profesional, el de relación, el de intereses comunes, pero siempre permitiendo el intercambio interactivo de información entre personas y/o empresas. O instituciones, como en el caso de los museos que también describí recientemente.
Por su parte, en la actualidad se entiende como redes sociales a aquellas comunidades formadas por diferentes usuarios y organizaciones que se relacionan entre sí en plataformas de Internet. Esas redes incluyen espacios como Facebook, Twitter, Google, Linkedin, Instagram o TikTok, en los que se pueden formar grupos y compartir información y elementos multimedia como imágenes o vídeos. Esto, según los intereses de los usuarios.
En Internet, las redes sociales han suscitado discusiones como la de falta de privacidad, pero también han servido como medio de convocatoria para manifestaciones públicas en protestas. Estas plataformas crearon, también, una nueva forma de relación entre empresas y clientes, abriendo caminos tanto para la interacción, como para el anuncio de productos o servicios. Y finalmente, como canal de difusión para este fenómeno que ha sido el coronavirus, ya sea para bien o para mal. El todo es saber cómo las usamos y estar atentos a su manipulación; no falta quien distorsione los hechos, por lo que es siempre bueno, como ya lo he señalado en otras ocasiones, a lo que es real y lo que no. Verdades líquidas en la era de la posverdad...
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