Como señalé en la publicación anterior sobre este tema, los museos del mundo han debido ingeniárselas para mantenerse activos. El confinamiento por el coronavirus COVID-19 les ha obligado a limitar al máximo las visitas, por lo que sus exposiciones y demás formas de su propio quehacer se ven reducidas. Esta trae una consecuencia económica notable: se reducen sus ingresos. Pero además de eso, también se pierde el interés por su trabajo, que es tanto o más lamentable. Para evitar esto, casi todo los museos han desarrollado formas de interacción digital, vía internet y por el ciberespacio, para atraer al público de nuevas maneras.
El Museo de El Louvre, de París, considerado uno de los más importantes y reconocidos del mundo, es vanguardia en este sentido. Es el museo nacional más importante de Francia, consagrado tanto a las bellas artes como a la arqueología y las artes decorativas anteriores al período del Impresionismo europeo. Se ubica en el antiguo palacio real del Louvre y se remodeló ampliamente en la década de 1980, y en 1989 se inauguraron sus nuevos espacios, incluyendo la hoy famosa pirámide de cristal, acceso a todos sus espacios. Durante décadas ha sido visitado masivamente (más de 10 millones de personas en 2018, por ejemplo), y promueve actividades y exposiciones de todo tipo. Pero desde que la pandemia y el confinamiento se oficializaron en marzo de 2020, ha permanecido casi todo el tiempo cerrado, salvo en verano, que permitió un acceso restringido a sus obras más notables.
Según el portal informativo france24.com, "las visitas al Louvre se desplomaron un 72% en 2020 respecto al año anterior, lo que se tradujo en pérdidas de más de 110 millones de dólares para el museo más visitado del mundo, golpeado por la pandemia y la caída del turismo internacional en París. Cerrado durante seis meses en 2020, el Louvre acogió el año pasado 2,7 millones de visitantes, frente a 9,6 millones en 2019 y 10,2 millones en 2018, cuando marcó un récord absoluto, según cifras publicadas el viernes. Privado de sus turistas extranjeros, especialmente estadounidenses, chinos, japoneses y brasileños, que representan habitualmente el 75% de las entradas, el museo recibió a 84% de franceses durante los periodos de apertura entre confinamientos". Para tratar de contrapesar esta situación sus directivos se las han ingeniado para revitalizar sus espacios en la Web y en las redes sociales.
En el sitio https://www.louvre.fr/es, hay cantidad de opciones de navegación y de educación. Está en varios idiomas y es muy interactivo. En la sección de "visita", por ejemplo, explican el funcionamiento del museo, aún estando este cerrado. En la sección "explora", que es la más interesante, se pueden hacer recorridos virtuales por distintas salas, ver las obras más destacadas, pasear por los jardines y ver videos educativos. Pero además de este portal en la Web, el Louvre tiene seis redes sociales: Facebook, Instagram, Twitter, YouTube, Pinterest y LinkedIn. En todas ellas promociona e informa de sus actividades. mantiene al tanto a sus seguidores de lo que sucede y lo que se planifica, y de aquellas acciones en paralelo que hacen que la institución siga funcionando.
Como se puede ver, están al día con las redes sociales y su utilidad. Además, tienen enlaces para las preguntas frecuentes y otros sitios conexos. El Louvre abrió una extensión en la ciudad de Lens, cerca de la frontera con Bélgica, para exhibir parte de la gran colección que no está visible en el edificio de París. Su sitio Web, https://www.louvrelens.fr/, es menos atractivo, pero trata también de mantener el interés durante esta confinamiento. Sin duda, nuevas visiones han sido incorporadas para adaptarse a esta condición nueva que el mundo enfrenta sin haberlo previsto.
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