jueves, 29 de mayo de 2025

Más sobre la idea de "Las personas en el centro"

Vimos en una publicación reciente, la relación entre la inteligencia antropológica y el concepto de "Las personas en el centro". Esta idea es bien interesante, porque ayuda al enfoque de muchas actividades sociales y organizativas, en las cuales la persona y no la máquina son el centro de acción. Cuando se habla de que "las personas están en el centro" en el contexto sociocultural, significa que el enfoque principal de estudio y comprensión del caso son los seres humanos en toda su complejidad, con sus experiencias, perspectivas y creaciones culturales.

La primera afirmación a tomar en cuenta es comprender no solo el cerebro, sino la persona completa. Este estudio no se limita a comprender solo el cerebro o la cognición como una máquina aislada. Más bien, considera a la persona como un ser integral: con sus emociones, su cuerpo, sus relaciones sociales, su historia personal y colectiva, y su pertenencia a una cultura específica. Se entiende que todos estos elementos influyen en cómo pensamos, actuamos y nos adaptamos.

Luego tenemos el reconocimiento de la presencia y la subjetividad. Poner a las personas en el centro significa reconocer que los individuos no son meros receptores pasivos de la cultura, sino que son agentes activos que interpretan, negocian y a veces incluso transforman su realidad cultural. Se valora la subjetividad de cada persona, es decir, su manera única de percibir y experimentar el mundo, que está moldeada por su contexto cultural.

Otro factor es hacer énfasis en la experiencia vivida. Esto implica que el estudio sociocultural se enfoca en cómo las personas realmente viven y dan sentido a sus vidas cotidianas, en lugar de solo teorizar sobre ellas. Se busca comprender las prácticas, los rituales, las creencias y las interacciones sociales desde la perspectiva de quienes las viven.

La comprensión del contexto cultural y social es básico. Aunque las personas están en el centro, no se les estudia de forma aislada. Siempre se les comprende dentro de su contexto cultural y social específico. Se entiende que las ideas, los comportamientos y las capacidades cognitivas están profundamente entrelazados con el entorno en el que se desarrollan. Hay que desentrañar cómo la cultura moldea la mente humana y viceversa.

Finalmente hay que destacar la relevancia para soluciones centradas en el ser humano. Al poner a las personas en el centro, se busca generar conocimientos que sean relevantes y útiles para las personas. Esto es crucial en campos como el diseño, la salud pública, la educación o el desarrollo social, donde comprender las necesidades, valores y comportamientos humanos es fundamental para crear soluciones efectivas y éticas. Se trata de diseñar para las personas, no solo para sistemas o lógicas abstractas.

Así, cuando se habla de estudios y sistemas que colocan a las personas en el centro, se refiere a un enfoque humanista que valora la complejidad del ser humano, su capacidad de agencia y su inmersión en un mundo cultural que le da sentido.

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