Dentro de las ideas ligadas al uso del ciberespacio y la comunicación multimedia en línea, tenemos el de la ciudadanía digital, y en particular, la ciudadanía digital democrática. Este es un concepto que combina la participación activa, responsable y crítica de las personas en el entorno digital con los principios de la democracia. Se refiere al ejercicio de derechos y deberes en internet de manera ética, inclusiva y respetuosa, promoviendo la justicia social, la transparencia y la colaboración en línea.
Como marcadores indicadores de esta condición, tenemos la participación activa, que incluye involucrarse en debates públicos, decisiones colectivas y acciones que impacten positivamente en la sociedad digital. También están los derechos digitales. Se debe defender el acceso a internet, la privacidad, la libertad de expresión y la protección de datos.
Otro elemento es la educación crítica. Es fundamental desarrollar habilidades para discernir información falsa (fake news), evitar discursos de odio y usar la tecnología de forma segura. En esta misma línea debe considerarse la inclusión. Garantizar que todas las personas, sin discriminación, tengan oportunidades equitativas en el espacio digital.
Como punto rector resaltante, tenemos la gobernanza democrática. Esto es fomentar políticas y plataformas digitales que prioricen el bien común y la deliberación transparente. Por ejemplo, considerar gobiernos abiertos, software libre y acceso a la data y a la información. Así, se debe destacar el uso de las redes sociales para exigir rendición de cuentas a las autoridades, participar en consultas públicas en línea o plataformas de votación digital y fomentar la creación de contenido educativo para combatir la desinformación.
Ser un ciudadano digital democrático significa usar la tecnología no solo para consumir, sino para mejorar la sociedad, con valores de solidaridad y justicia. Esto es válido en todas las sociedades y en toda realidad tecnológica.
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