Maurice Merleau-Ponty (1908-1961) fue un filósofo francés, ligado el espectro de la fenomenología, que buscó demostrar que la percepción no es el resultado casual de las sensaciones pasivas. Uno de los campos en los que trabajó es el de la semiología, proponiendo una perspectiva radicalmente diferente sobre el sistema de signos en comparación con las teorías lingüísticas tradicionales. En lugar de concebir los signos como entidades abstractas y arbitrarias, Merleau-Ponty los ancla en la experiencia corporal y perceptual del ser humano.
Para el desarrollo de sus teorías toma en cuenta diversas posiciones fenomenológicas. En primer término, señala al cuerpo como origen del signo. Para Merleau-Ponty, el cuerpo no es simplemente un vehículo para la mente, sino que es la base misma de nuestra experiencia del mundo. Nuestros gestos, expresiones faciales y movimientos corporales son signos que expresan nuestras emociones, intenciones y percepciones. El lenguaje verbal, en este sentido, es una extensión de esta capacidad expresiva corporal.
Otra clave es la percepción como significación. La percepción no es un proceso pasivo de recepción de estímulos, sino una actividad constitutiva del mundo. Al percibir, estamos ya significando, es decir, otorgando sentido a lo que experimentamos. La percepción y la significación están inseparablemente unidas. De aquí se intuye también que el lenguaje es una expresión del mundo vivido. Los lenguajes no son sistemas de signos arbitrarios que se superpone a una realidad preexistente, sino una forma de expresar y dar forma a nuestra experiencia del mundo. El lenguaje es una manifestación creada de nuestra inmersión en el mundo vivido.
Para Merleau-Ponty el contexto tiene fundamental importancia. El significado de un signo no es fijo ni universal, sino que depende del contexto en el que se utiliza. El mismo signo puede tener diferentes significados en diferentes situaciones. Así mismo, esto se aplica al silencio y a la ambigüedad. Merleau-Ponty reconoce la importancia del silencio y la ambigüedad en la comunicación. No toda experiencia puede ser expresada verbalmente, y a menudo el significado se transmite a través de gestos, tonos de voz y otros elementos no verbales.
Estas propuestas implican consecuencias distintas a las previstas en otras corrientes de pensamiento, como el marxismo, el estructuralismo o el existencialismo, a pesar de que en algunos casos se le ha ligado a estas líneas filosóficas. Aquí se formula una crítica al dualismo mente-cuerpo, pues se supera el dualismo cartesiano al mostrar cómo la mente y el cuerpo están inextricablemente unidos en la experiencia humana. Se plantea también una semiótica existencial, donde el signo está arraigado en la vida misma y en la experiencia del cuerpo. Y esto de alguna manera deriva en un enfoque holístico de la comunicación; al considerar el cuerpo, la percepción y el contexto, Merleau-Ponty ofrece una visión más completa y rica de la comunicación humana.
Maurice Merleau-Ponty plantea repensar el sistema de signos desde una perspectiva fenomenológica, donde el cuerpo, la percepción y el mundo vivido son los elementos fundamentales. Su propuesta desafía las concepciones tradicionales del lenguaje y la comunicación e invita a explorar las dimensiones más profundas y sutiles de la experiencia humana.
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