En la publicación de ayer hablé sobre las negociaciones necesarias de la tecnología en la gobernanza digital. Hoy me voy a referir a los elementos que intervienen en estos procesos. Lo primero es conocer el objeto de la negociación, que es establecer ciertas regulaciones para el uso de tecnologías digitales. Esto implica revisar las normas y estándares técnicos, o sea, cómo funcionan protocolos de internet (los IP, TCP), la ciberseguridad o la interoperabilidad. Qué marco legal y regulatorio, aplicar, temas como privacidad de datos (GDPR), comercio electrónico, propiedad intelectual digital, fiscalidad. Los derechos humanos en línea, libertad de expresión, acceso a la información, no discriminación, privacidad. La ciberseguridad y conflictos digitales, ver normas de comportamiento responsable de los Estados en el ciberespacio, guerra cibernética.
También se trata de mirar la gestión de recursos críticos, quién controla y cómo se asignan los nombres de dominio (ICANN) y las direcciones IP. Un caso clave es el de la inteligencia artificial y las tecnologías emergentes, sus principios éticos, responsabilidad, regulación. Finalmente, analizar la brecha digital y el acceso general, cómo cerrar la desigualdad en el acceso a la tecnología y las habilidades digitales.
Ahora bien, ¿quienes negocian? Estos son los actores y aquí radica una gran innovación, pues no solo negocian los estados. Los gobiernos y los estados tienen visiones a menudo divergentes (por ejemplo, la UE vs. China vs. EE.UU. en privacidad y soberanía). El sector privado, grandes empresas tecnológicas (Google, Meta, Microsoft), operadoras de telecomunicaciones, empresas de todo tamaño. Todas tienen un peso enorme por su capacidad técnica y económica. Las comunidades técnicas y académica también intervienen. Organizaciones como la IETF (Internet Engineering Task Force) que definen estándares por consenso técnico. No olvidemos a la sociedad iivil, las ONG que defienden derechos digitales, activistas, grupos de usuarios y a los organismos Internacionales, como la ONU (con foros como el IGF - Internet Governance Forum), OCDE, UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones), OMC. Este modelo se conoce como "Múltiples Partes Interesadas" (Multistakeholderism), que contrasta con el modelo multilateral tradicional (solo estados).
También hay que preguntarse ¿dónde y cómo se negocia?, incluyendo los foros y los procesos). Vemos así foros multilaterales, como en la ONU, donde se negocian resoluciones sobre ciberseguridad o derechos digitales. Son lentos y políticos. Foros de múltiples partes interesadas: el IGF es el principal, pero no toma decisiones vinculantes; es un espacio de diálogo. Otros como ICANN (gestión de nombres de dominio) operan por consenso entre técnicos, empresas, gobiernos y usuarios. Hay negociaciones bilaterales o regionales, en tratados de comercio (como el TMEC/USMCA) hay capítulos digitales importantes.
No hay que perder de vista la creación de estándares en cuerpos técnicos. La IETF o el W3C negocian los estándares que hacen funcionar internet, basándose en mérito técnico más que en poder político. Ahí aparece la diplomacia de coaliciones, grupos de estados con ideas afines (como la "Alianza para el Gobierno Abierto") presionan conjuntamente.
Tenemos así unos grandes retos o ejes de conflicto, lo que hace difícil la negociación. Por ejemplo, la soberanía nacional versus la internet global; algunos estados (China, Rusia) buscan un mayor control nacional (ciber-soberanía), frente a la visión de un internet abierto y global (promovida tradicionalmente por EE.UU. y la UE). La seguridad y los derechos humanos, cómo equilibrar la lucha contra el crimen cibernético y la desinformación con la protección de la privacidad y la libertad de expresión.
Se presenta también la confrontación entre el modelo de múltiples partes interesadas versus el modelo multilateral. Algunos países prefieren que la gobernanza sea dirigida por los Estados (ONU), mientras que otros defienden el papel clave del sector privado y la sociedad civil. Ello tiene que ver con la concentración de poder tecnológico. La asimetría entre unas pocas megacorporaciones tecnológicas (sobre todo estad unidenses) y el resto del mundo genera tensiones sobre competencia, impuestos y estándares.
Para cerrar, veamos los desafíos actuales y futuros. La regulación de la IA es el más notable. Es la gran batalla regulatoria en curso, con la UE liderando con su Ley de IA y otros tratando de alcanzar. Fragmentación de internet; el riesgo de que las visiones divergentes lleven a "internets nacionales" o a una ruptura en estándares (balcanización). La ciberseguridad y desinformación: cómo cooperar en un entorno de desconfianza geopolítica. Finalmente, la sostenibilidad y justicia digital es probablmente el más delicado asunto. Negociar quién paga la transición digital verde y cómo se distribuyen sus beneficios. Como vemos, la negociación de la tecnología en la gobernanza digital es un tema en plena efervescencia.























