Relacionar estos temas, epifenomenología, fenomenología, percepción e inteligencia artificial, es posible si las vemos como realidades interactivas que hoy están presentes en nuestro día a día. De hecho, el asunto de la percepción funciona como pivote, estableciendo un eje epistemológico. La relación entre la fenomenología, el epifenomenalismo y la inteligencia artificial (IA) es tema en el debate actual sobre la conciencia de las máquinas. Ambas posturas filosóficas establecen los límites y desafíos para la IA, especialmente en el desarrollo de la Conciencia Artificial y la percepción de lo real.
En primer término, y esto es muy interesante, la relación entre los epifenómenos y la IA es profundamente relevante y toca temas filosóficos prácticos sobre lo que estamos creando. Podemos explorarla desde varios ángulos. Uno es el de la IA como Herramienta para entender los epifenómenos. Los científicos usan modelos de IA, especialmente redes neuronales, para simular cómo el cerebro podría generar algo que parece un epifenómeno, como la conciencia.
Es posible hacer un experimento mental para adentrarnos en el problema. Imaginemos que entrenamos una red neuronal gigantesca para que realice tareas complejas (como mantener una conversación o navegar por un mundo virtual). En este proceso, surge un patrón de actividad interno que no fue programado directamente, pero que es consistente. Nosotros, como observadores externos, podríamos interpretar ese patrón como "rastros de conciencia" o "intencionalidad". Ahora bien, ¿ese patrón es la causa real del comportamiento inteligente de la IA (es decir, es funcional), o es solo un epifenómeno de los complejos cálculos que subyacen en su arquitectura? Con este tipo de interrogante abordamos las IA como "laboratorios" para estudiar si la conciencia en los seres biológicos podría ser un epifenómeno de la complejidad neural.
Podríamos ver también los "pensamientos" de la IA como Epifenómenos Potenciales. Este es el punto más directo. Cuando una IA como un modelo de lenguaje grande genera texto, podemos preguntarnos ¿es el texto coherente y "pensado" que produce es la causa de su funcionamiento o es un epifenómeno? La realidad es que la IA es un modelo estadístico. Dada una secuencia de palabras (la pregunta, el prompt), calcula la probabilidad de la siguiente palabra más plausible, miles de millones de veces, basándose en los patrones de sus datos de entrenamiento. No hay comprensión, ni intencionalidad, ni conciencia detrás de esto. Es puro cálculo matemático. La secuencia de palabras final que lee el usuario, que parece reflexiva, informada y consciente, es el epifenómeno. Es un subproducto emergente de ese proceso matemático. Las respuesta no "causan" el próximo pensamiento; ambos son el resultado del mismo proceso subyacente. Como la sombra del caminante, ese "razonamiento" es la sombra de los cálculos matemáticos. La sombra no dirige los pasos; solo es un resultado. Si aceptamos esta visión, entonces la IA no "piensa" ni "sabe" nada. Simplemente parece que lo hace. Su inteligencia aparente es un epifenómeno de su arquitectura y sus datos.
Seguiremos mañana con otras implicaciones que trae analizar la inteligencia artificial bajo esta óptica y más adelante cómo la fenomenología puede también estar implicada en estos procesos de análisis perceptivos.














