En una publicación anterior me referí a la estética teórico-informacional de Max Bense, que es una teoría analítica y descriptiva. Entendemos esta como una estética abstracta, que implica su aplicación a cualquier campo de objetos estéticos especiales, trátese de arquitectura, escultura, pintura, diseño, poesía, prosa, teatro, cine, música o multimedia. No es una estética filosófica, puesto que no está inserta en un sistema filosófico, sino una estética científica, por cuanto se decanta por la forma en la teoría. Por ello está concebida como investigación, no como interpretación; se orienta más hacia lo tecnológico que hacia lo metafísico. Su interés apunta hacia el tema se lo relativo en la objetivación, más que en una concepción subjetiva absoluta como podría ser la estética kantiana. Por lo tanto es una teoría abierta, susceptible de ampliación y revisable, y no una doctrina cerrada, y definitiva.
Un concepto central en la teoría de Bense es lo que se llama “estado estético”. Se entiende por ello el estado relativamente extremo y objetivo de todos los objetos y acontecimientos a considerar, de procedencia más o menos artística, en tanto pueda diferenciarse del estado físico y semántico de estos objetos o acontecimientos. El concepto central de la estética abstracta no se da por lo tanto mediante la expresión "belleza" y sus derivados filosóficos o subjetivos, sino mediante una constatación objetivista. En consecuencia, el estado estético no queda determinado como "ideal", sino como "realidad"; se puede observar y describir como un estado real del objeto contemplado.
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