Desde que a mediados del siglo XIX Charles Darwin enunció sus teorías de la evolución, éstas se han tratado de aplicar a todo tipo de disciplina científica o humanística, desde la sociología a la biología, pasando por la filosofía y el arte. De hecho se ha ligado el concepto de evolución humana al de evolución estética, aplicando similares patrones.
De esta forma se señala que las primeras manifestaciones artísticas reflejan simplemente el nivel evolutivo de la raza humana, siendo las printuras rupestres la primera expresión de esto. Algunos autores indican que esas primeras artes son reflejo de una base fundamentada en la alimentación: los bisontes, alces y mamuts rupestres son comida, y se ritualizan en imágenes para materializarlas.
La idea de que la estética está ligada a la evolución, y que la capacidad de apreciación de cada cultura o civilización depende de su grado de desarrollo, termina confundiéndose con aquellas teorías que asumen la cultura con una escala zoológica: cuanto más alejados de los animales, más cultos. Naturalmente estas ideas, que estuvieron en boga hasta mediados del siglo XX, dejan de lado otras apreciaciones que tienden a comprender el arte y la cultura desde el punto de vista sociológico y no biológico.
Pero aún se tiende a relacionar la evolución humana con sus expresiones artísticas, por lo que la estética queda ligada a los cambios que los humanos manifiestan en su discurrir sobre el planeta. Definitivamente es un tema sobre el que no se ha dicho la última palabra...
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