lunes, 9 de septiembre de 2019

La gran ola de Kanagawa

El arte del manga y el del animé japoneses (los comics y las animaciones) tienen casi todos una estética muy particular y reconocible. Son reflejo e interpretación de las gentes que han dominado Nippon durante siglos, de su propia realidad. Esa identidad visual tiene muchas referencias, pero hay una hermosa xilografía policromada del siglo XIX que es muy popular y muestra claramente el estilo que identifica a esta cultura: La Gran Ola de Kanagawa, pintada entre 1830 y 1832 por el artista Katsushika Hokusai (1760-1849). 

El trabajo de impresión en xilografía llegó a Japón desde China hacia el siglo VIII. Después de varias centurias, llegó a convertirse en un arte consumado, con el nombre de Ukiyo-e. En el período Edo, entre 1600 y 1900, hubo muchos artistas que se destacaron en esta técnica, pero tal vez sea Hokusai el más conocido, por su serie de estampas de paisajes que conforman las Treinta y seis vistas del Monte Fuji, una de las cuales es, justamente, La Gran Ola de Kanagawa. Esta ha resultado ser una de las obras más significativas y representativas del arte japonés.

Sin ser grande (mide 25,7 por 37,9 cms), ha condensado diversos elementos de la vida y cultura nipona. En ella se ven tres embarcaciones tradicionales, amenazadas por una gigantesca ola, representada a la usanza oriental. Al fondo, en el horizonte está el Monte Fuji, montaña dominante en el paisaje de la isla. El artista construyó su composición ateniéndose a la filosofía del Yin y el Yang, el complemento de los opuestos, y el dinamismo se logra con una elaborada secuencia de curvas y extremos retorcidos. Las puntas de las olas parecen fractales, y el movimiento está armado según la serie de Fibonacci. 

Es curioso cómo esta pintura, que incorporó algunos elementos clásicos y occidentales (el uso del Azul de Prusia, por ejemplo), se ha convertido en inspiración para decenas de artistas de todo el mundo. Pintores, ilustradores, publicistas y diseñadores se han servido de este modelo para sus trabajos. Y por supuesto, los creadores de historietas y animaciones han hecho referencia a este cuadro, que hoy en día se halla en el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York.




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