Es conocida la alocución italiana traduttore traditore, que literalmente significa: "traductor, traidor", que se puede entender como que traducir es traicionar. Es una paronomasia, una expresión que juega con el parecido entre las dos palabras. Se usa comúnmente en otros idiomas además del italiano, debido a su brevedad y juego de palabras, para expresar lo difícil que es traducir y tomar decisiones para elegir las palabras que valen en cada idioma por su su significado. Comparar un traductor con un traidor significa que la traducción de texto de un idioma a otro nunca puede respetar el texto del trabajo original. Muchos políglotas prefieren leer un trabajo en la versión original porque quieren descubrirlo tal como fue creado por el autor. En un caso extremo, traducir un poema modificándolo para mantener las rimas altera singularmente el trabajo del poeta.
Esto es importante en los campos de la semiótica y la comunicación. Pero es también interesante en el campo del pensamiento, puesto que leer, interpretar y pensar son también formas de traducción. Todos somos traductores, autores o lectores que escribimos o leemos en nuestra lengua materna o en una lengua aprendida. El autor traduce su pensamiento para hacerlo comprender a un público; el traductor -en la lengua que sea- para el público en un momento dado; el lector, para comprender lo que lee traduciéndolo, llevándolo a su propio mundo mental. Esa lectura implica una interpretación, que incluso puede que no sea la original del autor. Esta es una forma de traición a las ideas originales vertidas en la creación. Así podemos decir que toda lectura y toda escritura (inclusive en lenguajes no verbales) es traducción; y toda escritura y toda lectura es, a su vez, traición.
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