miércoles, 19 de febrero de 2025

El diseño emocional

No hay duda que de una forma u otra todo a nuestro alrededor ha sido diseñado de alguna manera particular y todo diseño produce básicamente una emoción porque experimentamos una reacción emocional hacia nuestro medio ambiente momento a momento: un gusto o disgusto, euforia, alegría, frustración. Ahora bien, cuando hay una verdadera búsqueda de la satisfacción de ciertas emociones, más allá de la funcionalidad, podemos hablar de que estamos en presencia de un diseño emocional. 

Se entiende como "diseño emocional" a aquel diseño cuyo enfoque busca crear productos y experiencias que evoquen emociones positivas en las personas. Va más allá de la funcionalidad y la estética, buscando conectar con el usuario a un nivel más profundo. Este proceso se centra en cómo los productos y servicios nos hacen sentir. Busca generar emociones como alegría, sorpresa, satisfacción o incluso nostalgia. Un buen diseño emocional puede hacer que un producto sea más atractivo, memorable y deseable.

El diseño emocional se basa en la psicología y en cómo las emociones influyen en nuestra percepción y comportamiento. Los diseñadores utilizan diferentes estrategias para evocar emociones, como los elementos estéticos (la forma, el color, la tipografía y otros elementos visuales pueden transmitir emociones); la funcionalidad (un producto fácil de usar y que funciona bien genera satisfacción y confianza); la narratividad (contar una historia a través del diseño puede crear una conexión emocional con el usuario); y la personalización (al adaptar el producto a las necesidades y preferencias del usuario se logra una sensación de exclusividad y valor). Así, el diseño emocional puede tener un impacto significativo en la experiencia del usuario. 

Así entonces cuando hablamos de diseño emocional estamos hablando sobre cómo el diseño de un producto, o de una interacción con el mismo, puede afectar al usuario. De alguna manera es la evolución del diseño funcional o utilitario, el cual se relaciona bastante  con aquella idea de que la forma conlleva a la función, que prevaleció desde inicios del siglo XX. Hoy en día se ha incorporado la emocionalidad a la creación práctica, llevando más allá de lo funcional al producto realizado. Sobre estas ideas ha trabajado extensamente el ingeniero estadounidense Donald Norman, de quien hablaré en la siguiente publicación.  

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