Como también nombré en otras publicaciones anteriores, el aporte que hace Max Bense al estudio de la estética en el siglo XX es muy interesante, porque tiene un enfoque semiótico e informacional. Entre las cosas que plantea está su "teoría de los estados estéticos", y lo que se llama "familia estética". Este es un concepto interesante que contribuye al establecimiento de una clasificación de los hechos estéticos, combinando los valores semiológicos de las formas y su sistema de orden y complejidad.
Por ejemplo, las formas geométricas simples, rectángulos, cuadrados, rombos y polígonos sencillos determinan propiedades "cursantes de orden", como equilibrio y rotación, así como verticalidad y ligereza, que le proporcionan agradabilidad a las figuras. La geometría entonces es importante para entender la semiología estética de las figuras. El cuadrado, el rectángulo y el triángulo, por su conformación son las más equilibradas pero más simples, por lo que representan una estética "burda", en tanto las formas complejas, que logran simpleza y equilibrio con mayor dificultad, son de una estética "fina". Un buen ejemplo es la tipografía, que toma formas simples pero trabajadas de forma compleja, con simetría, equilibrio y orden, y crean figuras claras pero bellas.
Los polígonos pueden crear patrones que en conjunto arman una superficie visual cuya estética constituye una red que forma parte de una "familia estética"; este es otro ejemplo de lo que es una familia estética: aquel conjunto de formas o de figuras o de elementos que teniendo unas características comunes, se combinan para generar en elemento semántico nuevo, que permite la acepción de un nuevo contenido para su morfología resultante.
Señala Bense que los sistemas de puntos y rectas, como unidades de información estética, conforman planos con propiedades de incidencia. Sin embargo acota que los elementos del repertorio semántico deben ser considerados de modo selectivo. "Naturalmente, 'caos', 'estructura' y 'gestalt' o también 'mezcla', 'simetría' y 'forma' y ´repertorio', 'patrón' y 'configuración' designan clases muy amplias, extensas de estados estéticos. Pero se dan ejemplos inequívocos de su realización artística, sobre todo en el campo de la visualidad. Tanto la pintura clásica como la moderna, con la pintura figurativa, por un lado, y con la pintura concreta, por otro, manifiestan una típica orientación macroestética a las formas, mientras el claroscuro de Rembrandt y posteriormente el impresionismo y expresionismo, el tachismo y el informalismo están constituidos de un modo decididamente microestético, es decir, configurativo". Estas ideas de macrostética y microestética son un aporte interesante que hace Max Bense, como se verá en otra publicación.
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