miércoles, 24 de abril de 2013

Signo, palabra y ser (y 3)

Los precursores de las teorías estructuralistas de los signos y la comunicación son Ferdinand de Saussure y Charles Sanders Peirce; sus propuestas sobre semiología y semiótica abordan la concepción del signo desde el punto de vista de su estructuración y sus componentes. Durante los últimos cincuenta años estas teorías se han diversificado y combinado con otras posturas filosóficas o psicológicas, como la Gestalt y el neomarxismo.

Uno de los más connotados teóricos de la semiología es el italiano Umberto Eco.  Ya aquí lo hemos nombrado en otras publicaciones (como a Saussure y a Peirce), y considerando su relevancia se le cita siempre que se estudia la semiótica y el estructuralismo, así como a los medios de comunicación. Lo interesante es que su definición de "signo" es una de las sencillas: todo lo que a partir de una convención aceptada previamente, pueda entenderse como alguna cosa que está en lugar de otra. Pero también para Eco no existen signos en abstracto sino sino funciones semióticas, dado que la correspondencia entre significado (el "término") y el significado (el "concepto") se da por la vía de una correlación de entidades (simples o complejas) que estén capacitadas para contraer o desempeñar una función lingüística o comunicativa (lo que se conoce como "funitivo"), aceptadas por las sociedades humanas en cualquier época determinada.

Claro que a Eco se le hacen críticas porque se visión es fuertemente fenomenológica, y al afirmar que todo se puede plantear en términos de signos o de manera nominalista, la visión del universo se queda en el fenómeno y no se toma en cuenta la naturaleza discursiva y de abstracción del conocimiento humano. Manuel Ocampo hace este comentario: "de este modo las cosas no son cognoscibles, inteligibles en sí, porque no están fundadas en el ser ni en la verdad". Ciertamente la interpretación semiológica estructuralista implica también un análisis deconstructivista que observa la realidad desde el punto de vista de su representatividad y no su interpretación. Sin embargo hay aspectos de la semiología que no dejan de considerar el universo sensible como referencia semántica de los signos. Sobre estos aspectos hay muchas visiones que aún hoy dan campo a nuevas e interesantes discusiones.


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