Uno de los tres elementos señalados para definir una estética y los patrones estéticos que implica esto según Manuel Ocampo, es la "integridad". Se asume que ser “íntegro” implica completitud y ausencia de defectos, y ello está ligado a la construcción y sus maneras, lo cual nos lleva al campo de la apreciación del autor y el perceptor, reforzado por las características del lenguaje que se utiliza.
Nos conduce eso en la dirección de la apreciación de la belleza y su comprensión. La integridad es la forma general como deben ser asumidos los objetos, los cuerpos, las cosas, los seres, siendo bello aquello que representa una forma íntegra, la cual puede semejar la naturaleza o ser imaginaria, pero completa en sí misma. La abstracción es íntegra si se percibe como entera, como acabada en sus colores, siluetas, texturas.
En el campo de lo digital esto se logra con la utilización adecuada de los programas informáticos, con el criterio individual del creador, del artista, y en complicidad con quien asume la obra, más allá de su simple realización. Lo bello en la estética digital está sujeto, como en todo estilo, a la apreciación y a la valoración cultural del individuo y su entorno socio-histórico de aquello que se nos hace perceptible y a la vez completo. Es decir, íntegro.
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