Lo más interesante es que esos instrumentos son cada vez más extraños... ahora hay dispositivos no sólo en teléfonos o en tabletas... los hay en anteojos, bandanas, relojes... ¡y hasta en zapatos! Igualmente dentro de los hogares ya hay sistemas que encienden luces y artefactos según instrucciones digitales, que interconectan los adminículos de manera de optimizar el tiempo y los recursos. Las posibilidades de interconexión inalámbrica y multimodal hacen que estas formas de interacción hombre máquina sean mejores y universales.
Seguramente más adelante tendremos camas con sensores que dependiendo de la hora sincronicen la ducha y el café al ritmo de cada usuario. Las ciudades también terminarán siendo grandes dispositivos de interacción, con controles de tránsito, accidentes, desatres o ayuda antidelincuencia. Esa suma de "conocimiento" en forma de datos termina conformando esa inteligencia embebida, que se va a ir acumulando en todos los artículos de nuestro día a día, para hacerlo cada vez mejor y eficiente... aún a riesgo de que ello signifique cada vez más control...
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