Lo primero que puede hacerse es apelar a la definición de los diccionarios. La Real Academia de la Lengua Española nos dice que la imagen es la figura, representación, semejanza y apariencia de una cosa. También se refiere a estatua, efigie, pintura de un santo o a la reproducción de la figura de un objeto por la combinación de rayos de luz. Representación viva y eficaz de una cosa, de una intuición o visión poética por medio del lenguaje. (DRAE). Sabiendo esto, deberíamos ser capaces de manejar todas las ideas que giran alrededor de este importante concepto.
Veamos. Cuando un personaje dice: "Debo mejorar mi imagen", ¿se estará refiriendo a corregir su semejanza, figura o representación viva y eficaz? O se tratará más bien de cuidar su apariencia, siendo este el "aspecto de una persona o cosa. Lo que parece y no es." (Diccionario Larousse Básico). ¿Es así? Pues tampoco, ya que cuando hoy en día se habla de "imagen pública", se trata de la manera como se quiere que los demás nos perciban o entiendan, no sólo externamente, sino también en lo que a personalidad, estilo y modo de ser, vivir o pensar respecta. "Cuidar la imagen" implica una preocupación por transmitir unas características personales que van más allá de la apariencia física exterior.
Igualmente se habla de la "Imagen Corporativa" de una empresa. Según lo visto, habría que decir que ese concepto se trata de la "semejanza, representación o apariencia" de la empresa, cuando la verdad es que la idea de Imagen Corporativa tiene más que ver con la suma de valores, intenciones y actuaciones de una compañía o institución, en relación con sus "públicos" o agentes perceptores. Esto se ve claramente al estudiar a los autores expertos en el área de las Relaciones Públicas o Institucionales. En todo caso, la palabra imagen pareciera no dejar en claro todas las valoraciones que puede implicar. Sobre esto trataré en próximas publicaciones.
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