Una idea que tiene que ver con la comunicación, la percepción y la semiótica, y que proviene de la filosofía, es la de Solipsismo. En realidad viene de la metafísica, aquella la rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad. La palabra solipsismo viene del latín "[ego] solus ipse", que se traduce de forma aproximada como "solamente yo existo", y corresponde a la creencia de que lo único de lo que uno puede estar seguro es de la existencia de su propia mente, porque la realidad que aparentemente nos rodea es incognoscible (no se puede conocer) y puede, por lo tanto, no ser más que parte de los estados mentales del propio yo.
Así, todos los objetos, personas, percepciones y pensamientos que uno experimenta, serían meramente proyecciones de la mente y, por lo tanto, la única cosa de la que podría tener seguridad es de la existencia de sí mismo. Por otra parte, todo lo que un individuo supone que está a su alrededor puede que, para él, de verdad exista, pero todas las personas, excepto él, pueden no tener una conciencia ni alma, y en cambio estar controladas por Dios o una deidad. Este es un concepto muy interesante y bien polémico, porque pone en tela de juicio la realidad misma y su concepción.
En el campo de la comunicación tiene implicaciones semióticas, porque de alguna manera el lenguaje es una forma de construir la realidad, y si la realidad es sólo una construcción mental, el lenguaje lo que hace es solamente reproducir esas emanaciones mentales. Si se cree que la realidad externa sólo es comprensible a través del yo, ya que este es la única realidad tangible, es imposible conocer la realidad objetiva, en caso de que ésta fuera real, de manera consistente, porque todas las experiencias del sujeto son absolutamente privadas e incomunicables. Lo que yo percibo y siento no puede ser compartido con nadie.
Muchos pensadores, desde distintos campos (la filosofía, la ciencia, la matemática, la literatura y la semiótica) han trabajado este concepto, que es, por su formulación, bastante controversial. Curiosamente, la ciencia ficción ha hecho uso varias veces de esta idea, en la que la realidad no existe sino que es una construcción mental propia. ¿Suena Matrix?
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