En la publicación anterior vimos que el interaccionismo simbólico es una corriente de pensamiento dentro de la sociología que se enfoca en comprender cómo las personas crean y dan sentido a su realidad social a través de la interacción y la comunicación. Para desarrollar este concepto tenemos dos corrientes teóricas que abordan enfoques diferentes para su explicación. La primera visión afirma que las acciones siempre tienen un sentido; la segunda, que la vida social es una representación.
La primera propuesta dice que la identidad se construye principalmente a través de la interacción y que es siempre simbólica, es decir, que siempre significa algo. O sea que la identidad individual está siempre en conexión con los significados que circulan en un grupo social y depende de la situación y de los lugares que ocupa cada individuo en ese grupo. Así, la interacción es una actividad que siempre tiene un sentido social, en otras palabras, depende de nuestra capacidad para definir y dar sentido a los fenómenos individuales y sociales: el orden de lo simbólico. Entonces el lenguaje ya no es el instrumento que representa fielmente la realidad, sino que es más bien una forma de manifestar las actitudes, las intenciones, las posiciones o los objetivos del hablante, con lo cual, le lenguaje es también un acto social y una forma de construir esa realidad. En suma, toda persona tiene un carácter social, por lo que las conductas individuales deben ser entendidas en relación con las conductas grupales.
El segundo enfoque afirma que la identidad debe ser entendida como el resultado de los roles que adopta un individuo en un grupo social, con lo cual, es también una especie de esquema que se puede organizar de formas distintas dependiendo de cada situación. En este caso se asume que los individuos somos básicamente un conjunto de actores, porque literalmente actuamos constantemente nuestros roles sociales y que se espera de nosotros según esos roles. Actuamos para dejar una imagen social de nosotros mismos, que no solo ocurre durante la interacción con los demás (que son quienes nos reflejan las exigencias sociales que nos harán actuar de una forma determinada), sino que ocurre incluso en los espacios y momentos en los que esas otras personas no nos están viendo.
Visto así, la sociedad es como un gran escenario donde todos interpretamos un papel. Nuestras acciones, pensamientos y sentimientos no están determinados únicamente por factores externos, sino que son el resultado de cómo interpretamos y damos significado a las situaciones en las que nos encontramos. Recordemos que el término símbolo se refiere a un signo con contenidos, una representación, una sustitución, que en este caso es un constructo. Las palabras, gestos, objetos y acciones adquieren significado a través de la interacción social.
De esta forma, el interaccionismo simbólico es una teoría que propone mirar más allá de las acciones superficiales y a explorar los significados subyacentes que las personas atribuyen a sus experiencias. Al hacerlo, podemos obtener una visión más profunda de la complejidad de la vida social. Finalmente, ha sido útil para explicar el proceso de socialización, que se planteó inicialmente como objeto de estudio de la sociología, pero que rápidamente se conectó con la psicología social.
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