La fealdad se define justamente como aquello desprovisto de belleza o hermosura, y sea asocia de alguna manera con la maldad, si mantenemos las ideas platónicas de que lo bello es bueno. No obstante se asume también lo feo como parte indisoluble de la realidad, puesto que uno de los elementos que pemite que haya belleza es su contraparte desagradable. La fealdad ha estado presente siempre, en el arte, en los textos, en la filosofía. Pero poco ha sido estudiada como una propiedad de la naturaleza. Dice Umberto Eco:
"A lo largo de los siglos, filósofos y artistas han ido proporcionando definiciones de lo bello, y gracias a sus testimonios se ha podido reconstruir una historia de las ideas estéticas a través de los tiempos. No ha ocurrido lo mismo con lo feo, que casi siempre se ha definido en oposición a lo bello y a lo que casi nunca se han dedicado estudios extensos, sino más bien alusiones parentéticas y marginales. Por consiguiente si la historia de la belleza puede valerse de una extensa serie de testimonios teóricos (de los que puede deducirse el gusto de una época determinada), la historia de la fealdad por lo general deberá buscar los documentos en las representaciones visuales o verbales de cosas o personas consideradas en cierto modo feas." (Historia de la feladad, 2007, pág. 8)
Es interesante notar que contrariamente a lo que pudiera pensarse, la fealdad ha sido muchísimas veces representada y descrita, puesto que nos rodea permanentemente, aunque se hace necesario resaltar que como en el caso de su opuesto, la belleza, los términos de su definición y clasificación también son subjetivos, culturales y temporales. Lo que fue feo ayer tal vez no lo sea mañana...
El patito feo |
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