Leyendo el libro Alfabeto del caos (2007), que es un estudio sobre la crítica y la ficción en la obra de Paul Valéry y Jorge Luis Borges, escrito por el venezolano Juan Cristóbal Castro, comunicador social y doctor en literatura, encuentro una reflexión suya que comparto totalmente y que me identifica con su pensamiento ante este mundo de pobreza, desigualdad y deshumanización.
En su introducción dice: "He realizado este trabajo durante momentos aciagos en la vida civil de mi país, lo que me ha obligado en todo momento a preguntarme sobre su sentido y finalidad. En ciertos momentos se me convirtió en una tarea absurda e innecesaria, propia de una "élite intelectual" que perdía conexión con los verdaderos avatares de su realidad. Sin embargo, con el transcurso del tiempo se me fue convirtiendo en una respuesta en clave teórica de algunos de los dilemas que la "calle" me iba presentando. Por lo que he podido comprobar en el escenario nacional, la poca discusión pública y la escasez de de nuestros intercambios textuales han abrigado una incapacidad reflexiva que nos hace susceptibles a todo tipo de canto mesiánico. Sin una conciencia de los procesos de cambio discursivos, y sus tensiones y enfrentamientos, poca capacidad habría para resistirse a las violencias que generan los intentos por retener, ordenar y uniformar estos procesos por parte del poder. En cierta forma, mostrando algunas de las transformaciones textuales que viven nuestros discursos, en un campo tan limitado como el literario, he sentido que he podido contribuir en pequeña medida al desarrollo de esta sensibilidad. Por lo menos eso es lo que desearía creer".
Lo mismo siento y pienso, aplicado al campo epistemológico en que se desenvuelve este blog. Muchas veces me pregunto si vale la pena escribir en este mundo caótico y desigual, en especial sobre este este tema, tan lejos de la realidad de mi país, Venezuela...
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