El filósofo, escritor y profesor polaco Stefan Morawski (1921-2004) publicó en 1977 y reeditó en 1997 un libro importante en el campo del estudio de la estética como disciplina: Fundamentos de estética. En este texto, además de abarcar un recorrido por las definiciones de lo que puede ser llamada "obra de arte", aborda el fenómeno estético desde la valuación y evaluación estética de las mismas obras de arte, tratando de definir qué es "estética".
Según Morawski lo primero que hay que hacer es desarrollar posiciones conceptuales y epistemológicas que permitan diferenciar qué objetos son obras de arte y cuáles no. La visiones filosóficas derivan del campo epistemológico, siendo estas las perspectivas subjetivista, la objetivista y la relacionista aunada con las teorías socio históricas, donde éstas últimas operan como el enclave para desarrollar criterios suficientes y definitorios en lo que respecta al estudio de las que se definen como obras de arte.
Morawski destaca que la posición subjetivista asume que la estética no debe ser considerada una ciencia ni una filosofía, ya que los valores estéticos son una cuestión de la experiencia individual y por lo tanto resulta difícil su verificación. Así, el sujeto individual desarrolla preferencias estéticas acordes con necesidades del momento, donde la belleza de un objeto depende de que lo satisfaga en un lugar y condición determinados.
Por otro lado, la postura objetivista reúne dos significaciones: una que se refiere a cualquier doctrina que admita la existencia de objetos válidos estéticamente de forma independiente a las creencias y de las opiniones de los diferentes sujetos, y otra que se remite una realidad objetiva que es válida para todos. Aún en el caso en que los resultados sean objetivos para una sola persona, su comprobación se realiza "intersubjetivamente" para que sean válidos para todos. El objetivismo se entiende así como la oposición extrema al subjetivismo. Quienes asumen esta posición como base de sus doctrinas son los fenomenologistas, los formalistas y algunos teóricos de tendencia empirista.
La tercera perspectiva, que es la que prefiere Morawski, es la relacionista, que es una postura enfocada en elegir criterios estéticos basados en una relación adecuada entre el sujeto y el objeto. Es decir que el objeto estético y la experiencia estética se verifican recíprocamente, ya sea atendiendo a las condiciones naturales de producción y recepción artística humana, ya sea revisando las influencias sociales o las condiciones socio-históricas que afectan dicha relación.
En la publicación siguiente veremos cómo se desarrolla esta posición epistemológica y de que forma ayuda a una definición de estética coherente según el mismo Stefan Morawski.
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