sábado, 8 de octubre de 2016

Protosemiótica (1)

En este blog he hablado varias veces sobre la semiótica y sobre la semiología. Si bien ambos términos son afines (e incluso a veces se les usa indistintamente), realmente tienen orígenes diferentes y por esto, sentidos ligeramente distintos. En ambos casos estamos hablando de lo que Mauricio Beuchot llama "la ciencia que estudia al signo en general". Usualmente se estila pensar que la semiótica, propuesta por Charles Sanders Peirce, es afín a las escuelas sajonas de pensamiento, en tanto la semiología, postulada por Ferdinand de Saussure, está desarrollada por las escuelas latinas. Si bien esto no es totalmente cierto, sí responde un poco a las líneas filosóficas que originaron ambas teorías.

En todo caso, si usamos el término "semiótica" como ciencia que estudia los diferentes sistemas de signos que permiten la comunicación entre individuos, sus modos de producción, de funcionamiento y de recepción, estaremos también incluyendo la idea de semiología. Lo que es interesante destacar, es que si bien el uso de signos y sus formas variantes (señales, símbolos, códigos) se puede asociar a la aparición del ser humano racional (los Homo), no es sino hasta que el hombre es capaz de fijar representaciones en el tiempo que se establece una verdadera semiótica. Los Neanderthaleneses y Cromañones dejaron rastros de pinturas rupestres, ya en tiempos anteriores al Homo Sapiens, lo cual es una forma de protosemiótioca, es decir, una primera representación de la realidad en símbolos, signos que representan hechos, seres, objetos y pensamientos. Esto sucedía hace unos 40 mil años.

Fueron necesarios muchos milenios para que el Homo Sapiens desarrollara sistemas de signos eficientes y que formaran parte de colectividades culturales significativas. Los primeros sistemas simbólicos no se pueden clasificar como escritura en sí mismas, pero comparten algunas características que le anteceden. Estos sistemas se pueden describir como protoescritura y utilizaban símbolos ideográficos o mnemónicos, que podían transmitir información, si bien estaban desprovistos de contenido lingüístico directo. Es a partir de estas representaciones, que datan ya del décimo milenio A.C. que podemos hablar de signos propiamente dichos. De aquí en adelante se puede seguir la evolución de una protosemiótica, como veremos en las próximas publicaciones.



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