Si bien la idea de SEMIÓTICA corresponde a una definición generada en el Siglo XX, los conceptos sobre el signo, el símbolo, los significados y sus repercusiones tienen muchas centurias de antigüedad. En la Baja Edad Media, en Europa, los clérigos que se ubicaron epistemológicamente en la Escolástica, trabajaron justamente esas nociones. Notables son Roger Bacon (1214-1294), Guillermo de Ockham (1285-1347), Juan Duns Escoto (1266-1308) y el más destacado, Santo Tomás de Aquino (1225-1274). Los dos primeros trabajaron definiciones de signo y su derivados, con claras influencias aristotélicas.
Roger Bacon tiene un tratado, De signis, aplicado al lenguaje y a los signos. Allí dice que signos en acto y signos en potencia. Cuando algo puede ser signo pero no lo es para alguien para quien significar, es signo en potencia; y lo es en acto cuando significa algo para alguien. Define entonces que signo es aquello que, ofrecido al sentido o al intelecto, designa algo al mismo intelecto. Va entonces más allá de lo que proponía San Agustín, pues el signo no sólo se ofrece a los sentidos. También divide los signos en naturales y artificiales, pero los subdivide en clases diferentes: natural de consecuencia, natural de conformidad, natural de causa, artificial deliberado y artificial intuido. En este sentido, él habla de formas de significar, en particular en la lingüística, donde los términos son artificios con voces significativas. En este sentido, admite la propuesta aristotélica de que los nombres, los símbolos y los signos artificiales son, básicamente arbitrariedades.
Por su lado, Guillermo de Ockham. en su libro Suma de lógica, habla de interpretar la idea de signo de dos maneras: una, tomando "signo" por todo aquello que, aprehendido, hace llegar al conocimiento de alguna cosa, aunque no haga llegar a la mente al conocimiento primero de eso. Otra, que surge de las proposiciones verbales, que hace apto para ser comprendido mediante su significación. Esto trae implícitamente (como para Bacon) la distinción entre signo natural y artificial. Ockham también toma la vía aristotélica de convención sígnica, pero añade además la propuesta de noticia recordativa, y no olvida estudiar la imagen como signo conmemorativo. Todas estas ideas, sin ser aún una verdadera ciencia semiótica, se muestran como antecedentes claros, que van a influir a los pensadores de esta ciencia en el Siglo XX.
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