Como complemento a la publicación de ayer sobre el efecto de la generación de información individual y la confusión que ésta pueda generar, refiero aquí otra idea relacionada, propuesta por el antropólogo francés Pascal Boyer, a quien ya he citado antes, que él denomina La Ilusión Mnemónica.
Las ilusiones mnemónicas tienen que ver con la manera en que formamos nuestros recuerdos. Podemos crear con mucha facilidad falsos recuerdos. La gente tiene la certeza intuitiva de haber visto u oído algo que en realidad se lo imaginó. A fuerza de imaginar que uno lleva a cabo cierta acción, por ejemplo, acaba por convencerse -después de una gran cantidad de repeticiones- que efectivamente la realizó.
En ciertas circunstancias tampoco sabemos muy bien de donde procede cierta información. Nuestra mente crea una ilusión que al final termina confundiendo las fuentes de origen de esa información. ¿Fue producto de nuestras propias percepciones o deducciones o las recibimos de alguien más y las internalizamos? La ilusión mnemónica y la confusión de fuentes dificultan nuestra capacidad de evaluación fiel de la realidad. Esta es otra de las razones por las cuales un consenso perceptivo (como en el caso de las estéticas) es tan complicado.
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