martes, 27 de noviembre de 2018

El principio de la recursividad organizacional de Morin

En su libro Introducción al pensamiento complejo, de 1990, que he venido reseñando, el filósofo francés Edgar Morin, habla de cómo pensar y enfrentar la experiencia humana en este mundo de complejidades de hoy. Entre los muchos enfoques que aborda, propone tres principios para analizar la realidad contemporánea. En la publicación anterior vimos el primero (el dialógico), y a continuación abordaremos el segundo: el principio de la recursividad organizacional. 

Morin parte de un ejemplo para explicar este principio: el remolino. Un remolino es un acontecimiento que se produce de continuo, pero es a la vez producido por sí mismo continuamente. Un proceso recursivo es aquel, por comparación con el remolino, en el que los productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que lo produce. El proceso de reproducción humana es un continuo, donde somos reproducidos y a la vez reproducimos. Esta idea se aplica a la sociedad: ésta es producida por las interacciones entre los individuos, pero la sociedad, una vez producida, actúa sobre los individuos y los produce. Si no existiera la sociedad y su cultura, con lenguajes y saberes adquiridos, no podríamos ser individuos humanos.

Ello nos muestra una organización recursiva, que rompe con la idea simple de causa-efecto, de producto-productor, porque todo lo que se produce se reintegra sobre aquello que lo ha producido, en un proceso cíclico. Es un modelo auto-constitutivo, que nos permite entender mejor el funcionamiento actual de nuestras sociedades.

Queda, finalmente, entender el principio hologramático del pensamiento complejo, para tener los tres principios que nos orientan para comprender la realidad múltiple que estamos viviendo, y que desarrollaré en la siguiente publicación.


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