domingo, 6 de octubre de 2019

Más de comunicación y cultura de masas

En la segunda edición del libro Comunicación y cultura de masas, del filósofo venezolano, profesor y teórico de la comunicación, Antonio Pasquali (1929-2019), publicada en 1970 -diez años después de la primera-, se hacen nuevas observaciones al fenómeno que ha transformado la sociedad del siglo XX: la comunicación de masas. 

Pasquali se permite analizar lo sucedido en una década en la que el estudio de la comunicación se ha exponenciado. Lo primero que hace es reconocer que han aparecido nuevos puntos de vista, y que él mismo ha encontrado similitudes en sus postulados con algunos provenientes de teóricos de la Escuela de Frankfurt, notablemente Herbert Marcusse. También destaca la obra del canadiense Marshall McLuhan, en particular su conocido Understanding Media, de 1964. Estos acontecimientos, afectados además por la situación política y económica de Venezuela, le llevan a replantear algunas de sus ideas, sin alejarse de la crítica con la que enfoca el problema de la comunicación de masas.

De hecho, para él, el problema ni son los medios (como elementos tecnológicos), ni es la masa (aglomeración inevitable de entes sociales), sino el uso que de los medios se hace para controlar, dominar y manejar esa masa. Más aún, el sistema es capaz de reproducir su propia estructura, haciendo sentir a esa masa humana que la condición mediática existente es inevitable (y conveniente). Siendo así, Pasquali insiste que hay que pensar la comunicación como una interlocución biunívoca, que no existe en la comunicación mediada, que en realidad es difusión. Por esto distingue claramente la información de la comunicación.

Por otro lado, él explica su concepto de cultura de masas, que de alguna forma se relaciona con lo propuesto por Max Horkheimer y Theodor Adorno, dos de los fundadores de la llamada Escuela de Frankfurt, que expusieron que la industria cultural construye una serie de mecanismos y procesos, que garantizan la supervivencia del mismo sistema que la genera, en diferentes escenarios y contextos. En el caso latinoamericano, según Pasquali, habría un fenómeno más rudo: el subdesarrollo cultural.

Lo más curioso es que Antonio Pasquali fue cambiando, modificando y adaptando su pensamiento a la realidad tecnológica que iba cambiando con las décadas, y en los últimos años reconoció que muchas de esas ideas originales de hace 50 años no podían aplicarse hoy de la misma manera. Es interesante leer sus últimos textos y comprobar cómo, sin renunciar a sus postulados, adaptó conscientemente sus críticas a la realidad del siglo XXI. Esto es una de las cosas por las cuales su obra es aún más relevante: fue siempre un hombre de su tiempo.





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