miércoles, 22 de julio de 2020

Signo y simulacro (1)

Jean Baudrillard (1929-2007), es un sociólogo, escritor y filósofo francés, reconocido por su pensamiento crítico, enfocado en el análisis de la posmodernidad y encuadrado en el postestructuralismo. Tuvo diversas posiciones políticas e ideológicas, pero en esencia fue un neomarxista rebelde. De hecho, afirmó que las teorías marxistas habían quedado desactualizadas, porque, en su opinión, la nueva base del orden social era el consumo y no la producción. En su libro Crítica a la economía política del signo, de 1974, buscó explicar el surgimiento de la sociedad de consumo y la economía a través de la aplicación de las teorías del signo y la semiótica estructuralista, característica de la escuela francesa de ese período. Fue afín a Roland Barthes, a Jacques Derrida y a Gilles Delleuze, estos últimos asociados con la teoría de la deconstrucción, con la que Baudrilliard estuvo conectado. 

En Cultura y Simulacro, libro de 1978, aborda una propuesta interesante respecto a la relación entre los símbolos, la cultura y el consumo. Baudrillard destaca que en el consumo se presenta un código abstracto, que organiza y distingue los objetos en tanto signos, no como expresiones individuales de necesidad y placer en el objeto o por el objeto, sino como partes de un sistema. Es decir, el consumo no es placentero, no cubre una necesidad, sino que es simbólico. Más aún, en las sociedades actuales, el consumo no tiene que ver con el disfrute sino con el deber, no surge del individuo sino de la obligación social. El consumidor debe luchar por la felicidad y el placer. Es una forma contradictoria de entender el mecanismo de producción.

El enfoque estructuralista le permitió describir la dinámica del consumo, que estaría basada en la adquisición de signos antes que de objetos. De esta forma, no se le ofrece al consumidor un objeto en relación a su función empírica, sino a través de su significado colectivo: prestigio, opulencia económica, estar a la moda, pertenecer a cierto grupo social, entre otros. 

Para Baudrillard el objeto de consumo consiste en: a) una lógica funcional de valor de uso, como por ejemplo un cuchillo que corta carne (instrumento); b) una lógica económica del valor de cambio, aquello que puede ser intercambiado por otra cosa o por dinero (como una mercancía); c) una lógica del intercambio simbólico, como por ejemplo una alianza de casamiento que es única para dos personas, de manera recíproca y simboliza una ocasión, un momento y un lugar; d) una lógica del valor del cambio del signo, algo que que se usa como demostración simbólica: un anillo que se pone como signo para otros, es reemplazable y forma parte del sistema de la moda. Todo este análisis se irá haciendo extenso y complejo, para generar lo que luego Baudrillard estudia como signo y simulacro, que veremos en la siguiente publicación.


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